Edificio del siglo XIX donde Federico cursó estudios universitarios, primero de Letras y luego de Derecho, entre 1916 y 1923.
En 1916, después de aprobar el preparatorio común para Letras y Derecho, Federico García Lorca se matriculó en la Universidad de Granada. Aunque al principio cursó las dos carreras, luego, tras comprobar las crecientes dificultades para abordar ciertas asignaturas de Letras, optó por el Derecho, carrera en la que se licenció más por la fortuna con ciertos profesores que por aplicación y constancia. De ese modo acabó complaciendo en cierto modo a su padre que ansiaba que Federico fuera abogado.
La entrada principal de la Facultad de Derecho da paso a las aulas donde estudió García Lorca. La entrada posterior, por la calle Duquesa, estaba separada del área académica y en 1936 acogió al Gobierno Civil donde Federico fue conducido tras su detención en la casa de la familia Rosales el 16 de agosto.
La carrera de Derecho de Federico avanzó a trancas y barrancas gracias a los “aprobados de mogollón” y al empeño del profesor Viñuales que llegó al extremo de requerir al poeta que se calificara a sí mismo.
Como estudiante de Letras, el profesor que más influyó en el poeta, menos por su aprovechamiento de las clases que por las actividades complementarias, fue Martín Domínguez Berrueta, catedrático de Teoría de las Artes y de la Literatura. Don Martín, influenciado por la Institución Libre de Enseñanza, trabó una estrecha relación con sus estudiantes en su casa de la calle Tinajilla, y organizó una serie de viajes de estudios a partir de 1913 que permitieron a Federico visitar Baeza y conocer a Machado o visitar Castilla. También visitaron distintos monumentos de Granada, como Santa Isabel la Real. No obstante, la versión que da Mora Guarnido de Martín Domínguez como docente no tiene nada que ver con la imagen de hombre adelantado y viajero. “Don Martín no era otra cosa que una parodia de maestro. Su histrionismo barato y su vanidad le empujaban a actitudes desmesuradas y exaltadas, a huecos ditirambos nunca fortalecidos por un criterio exacto”, escribe Mora en sus memorias. La experiencia sirvió a Lorca para acopiar material para su primer libro Impresiones y paisajes (1918).
La estancia de Federico en la Universidad, ya centrado solo en la carrera de Derecho, coincidió con la renovación académica de la institución. Uno de los primeros jóvenes profesores fue Fernando de los Ríos, ligado por razones familiares a la Institución Libre de Enseñanza, que impartía Derecho Constitucional, y Agustín Viñuales.
La carrera de García Lorca avanzó a trancas y barrancas gracias a los “aprobados de mogollón” en asignaturas como Derecho Canónino, Civil o Privado y al empeño del profesor Viñuales que llegó al extremo de requerir al poeta que se calificara a sí mismo en la asignatura de Hacienda Pública. Otro de los huesos que atragantaron a Federico fue el Derecho Penal, que salvó gracias a una respuesta improvisada sobre la pena de muerte ante el profesor Antonio Mesa Moles.
La última piedra que hubo de esquivar fue el Derecho Mercantil. El profesor hizo saber que como era el año de su jubilación, el examen de Federico sería el último de su vida profesional. Lorca se presentó en una convocatoria especial, solo y sin público. “Fue aprobado”, precisa su hermano Francisco, pero ya no quiso “nunca abordar el tema de sus estudios”.
Federico participó en dos de los célebres viajes de prácticas organizados por Martín Domínguez Berrueta por España. Los viajes fueron posibles gracias a una magra subvención ministerial concedida a su cátedra desde Madrid. Las rutas, una especie de celebración del fin de curso, iban precedidas de un aparatoso proceso de selección. El viaje, en el que se integraba también la familia de don Martín, abarcaba Andalucía, Castilla y Extremadura, es decir el itinerario que Lorca plasmó en Impresiones y paisajes. Según Mora Guarnido, todos los años cambiaba de nombre, pero era invariable: Ruta del Romancero, Ruta del Cid, Ruta de Don Quijote.
Además, don Martín lo tenía todo planificado para que el viaje culminara en Salamanca, su tierra natal, donde en medio de una verdadera apoteosis, descrita al día siguiente en las crónicas del periódico salmantino El Adelanto, los viajeros eran recibidos por el obispo, el gobernador, el alcalde y hasta por Miguel de Unamuno. “Había recepciones y actos abundantes, actos artísticos y literarios, funciones de honor, serenatas y banquetes”.
En Derecho, el profesor que más influyó sobre Lorca, no solo como docente sino como amigo y consejero, fue Fernando de los Ríos, ideólogo del socialismo humanista opuesto al revolucionario, que como ministro de Instrucción Pública durante la Segunda República pondría en marcha el proyecto de divulgación teatral La Barraca.
La liberalidad de Fernando de los Ríos era una excepción en una facultad donde prevalecían las viejas y conservadoras formas. En contraste con su pensamiento reformista, por los pasillos de la misma facultad menudeaban tipos como Andrés Manjón que, al margen de fundar las Escuelas del Ave María del Sacromonte, tenía ante los alumnos, según Mora Guarnido, un comportamiento “intransigente, inquisitorial y despiadado”. El sacerdote comenzaba las clases obligando a los alumnos a rezar y luego hacía “chistes idiotas sobre Juan Jacobo Ro-us-se-a-u…”.
Entramos en clase,
me siento en un banco;
“a ver, lea sus notas”,
dice don Fernando…
Y yo, ruboroso,
con miedo borroso,
la Constitución
de la Nueva Rusia
me pongo a leer
y un disparatón
ha salido de mis labios sin querer.
Entonces noté
que Fernando de los Ríos
me miró
Como no tengo ‘cultura general’
pasó lo que pasó.
- Francisco García Lorca. Federico y su mundo. Alianza Tres, Madrid, 1990
- Ian Gibson. En Granada, su Granada. Plaza. Barcelona, 1989.
- Jacinto S. Martín. García Lorca, bachiller. Alhulia. Granada, 1998
- José Mora Guarnido. Federico García Lorca y su mundo. Losada. Buenos Aires, 1958.
- Lugar Lorquiano
- Facultad de Derecho
- Lugar actual
- Facultad de Derecho
- Dirección
- Plaza de la Universidad, 1
- Web
- http://derecho.ugr.es/web/
- Datos de la Visita
Abierta durante el curso lectivo en horario de clases. El acceso a los patios interiores es libre.