Explanada construida tras la conquista de Granada donde se celebró en 1922 el Concurso de Cante Jondo auspiciado por Lorca, Falla y otros intelectuales.
La plaza de los Aljibes de la Alhambra y su portentoso mirador, escenario del Concurso de Cante Jondo de 1922, fue un espacio construido tras la anexión cristiana en 1492. Su nombre proviene de los enormes depósitos con que se rellenó el hueco que había entre La Alcazaba y los Palacios Nazaríes y que sirvieron para garantizar el suministro de agua en los años posteriores a la conquista de los Reyes Católicos.
Fueron construidos por Íñigo de Mendoza, conde de Tendillas, primer alcaide de la Alhambra y capitán general del Reino de Granada. El aljibe mide 34 metros de largo, 6 de ancho y 8 de alto, y una vez cubierto se convirtió en una gran explanada entre las torres y las defensas de la ciudad, por un lado, y la Puerta del Vino y las entradas a los palacios árabes y al de Carlos V, cuya construcción comenzó en 1527.
Falla, que abandonó la composición musical para centrarse en la convocatoria del Concurso, estaba convencido de que el cante era “el germen inicial de una parte importantísima de nuestra lírica”.
Su vinculación con García Lorca y todo el grupo de animosos intelectuales que convirtieron Granada en los años veinte del siglo XX en un lugar de irradiación cultural está ligada al Concurso de Cante Jondo de 1922, el primer certamen de carácter nacional dedicado al flamenco organizado por el Centro Artístico de Granada.
La competición, celebrada los días 13 y 14 de junio de 1922, supervisada, entre otros, por Manuel de Falla, Federico García Lorca, Miguel Cerón, Antonio Chacón, Hermenegildo Lanz y el asesoramiento de cantaores como Manuel Torre, supuso el reconocimiento por parte de los creadores e intelectuales de esta genuina expresión del llamado “cante primitivo andaluz”. El certamen comenzó a fraguarse un año antes en la tertulia de El Rinconcillo, en el café Alameda, al que eran asiduos Lorca y sus amigos.
El concurso, que abrió una profunda controversia entre quienes lo consideraban una “españolada” sin interés (el cronista Francisco de Paula Valladar) y quienes defendían la necesidad de recuperar el cante originario y limpiarlo de añadidos espurios (los músicos Falla, Joaquín Turina, Federico Mompou, Roberto Gerhard, Felipe Pedrell y el crítico Adolfo Salazar; los pintores Ignacio Zuloaga y Santiago Rusiñol, y los escritores Antonio y Manuel Machado, Enrique Díez-Canedo, Edgar Neville, García Lorca o Ramón Pérez de Ayala) marcó un antes y un después en la historia del cante jondo. Falla, que abandonó la composición musical para centrarse en la convocatoria, estaba convencido de que el cante era “el germen inicial de una parte importantísima de nuestra lírica”.
El certamen estaba previsto que se celebrara en la Plaza de San Nicolás, en el Albaicín, al otro lado del valle del Darro. De hecho, parte de la cartelería se imprimió con la ubicación inicial. El traslado a la plaza de los Aljibes, a causa de las dificultades de acceso y el numeroso público que se esperaba, se decidió el 8 de junio. Asistieron, entre otros, Ramón Gómez de la Serna, el director musical Kurt Schindler y el musicólogo John B. Trend.
Los resultados del concurso fueron los siguientes: el premio de honor fue declarado desierto; el premio Zuloaga, de mil pesetas, fue a parar a manos de Diego Bermúdez, El Tenazas; se concedió un segundo premio, dotado con otras mil pesetas, logrado por Manolo Caracol. También fueron galardonados Carmen Salinas, Frasquito Yerbabuena y José Soler (500 pesetas cada uno). Otros de menor cuantía recompensaron el arte de La Gazpacha, Conchita Sierra y La Goyita. Los premios de guitarra se concedieron a José Cuéllar y Niño de Huelva, dotados con doscientas cincuenta pesetas cada uno.
El Concurso de Cante Jondo consagró la plaza de los Aljibes como lugar de encuentro social de Granada. Para el certamen de 1922 se llegó incluso a sugerir a los espectadores que acudieran con trajes de los años 1830-1840. Se sugirió que las mujeres acudieran ataviadas con “chaquetilla ajustada, falda y mangas con volantes, peinado con raya en medio, mantilla prendida”, y los hombres con sombrero andaluz; se prohibieron expresamente los trajes de etiqueta y los sombreros de copa. También se difundieron distintos consejos reclamando “puntualidad rigurosa”, silencio absoluto evitando “conversaciones, comentarios y aun aplausos mientras no terminen de cantarse las coplas”, abstenerse de “intervenir en función de la imparcialidad del juicio”, y «completo silencio en el ambigú”.
El Certamen de Cante no fue la única actividad musical registrada este año en Granada en que la ciudad se convirtió en algo así como la capital española de la música. 1922 fue el año de la fundación del Real Conservatorio de Música Victoria Eugenia, en cuyo edificio de la calle San Jerónimo habían cursado el bachillerato Federico y Francisco García Lorca, y en los días que rodearon el concurso se celebraron conciertos de la Orquesta de Madrid dirigida por Fernández Arbós. Antonia Mercé, La Argentina, bailó en el Coliseo Olimpia, en el teatro Isabel la Católica y en el Palacio de Carlos V. A lo largo del año se celebraron los conciertos de la Sociedad Filarmónica de Granada con colaboraciones breves de Falla fuera de programa.
El 27 de junio de 1927 Falla compuso la música incidental para la representación del auto sacramental de Calderón El gran teatro del mundo, organizada por el Ateneo de Granada y la Junta de Damas de Honor y Mérito, y que se escenificó en la Plaza de los Aljibes de la Alhambra (aunque el programa original señala el 18, problemas técnicos impidieron la representación). En ella intervinieron, además, Antonio Gallego Burín (director artístico), Hermenegildo Lanz (escenógrafo) y Ángel Barrios (director de orquesta).
Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible
callarla.
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
¡Oh, guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.
- Eduardo Molina Fajardo. Cante jondo en la Plaza de los Aljibes. Patria, 1 de junio de 1961.
- José Mora Guarnido. Sobre el Concurso de Cante Jondo. EL Defensor de Granada. 23 de abril de 1992.
- Federico García Lorca. Granada, paraíso cerrado y otras páginas granadinas. Miguel Sánchez, Granada 1971.
- Jorge de Persia. Apuntes para una crónica, en I Concurso de Cante Jondo. Edición conmemorativa 1922-1992. Archivo Manuel de Falla, 1992.
- Lugar Lorquiano
- Plaza de los Aljibes
- Lugar actual
- Plaza de los Aljibes
- Dirección
- Plaza de los Aljibes (La Alhambra)
- Datos de la Visita
Espacio público situado en el recinto de La Alhambra pero abierto ininterrumpidamente y de acceso libre.