El poemario consiste en 35 poemas divididos en diez secciones que siguen su viajes y experiencias en Estados Unidos y Cuba: Poemas de la soledad en Columbia Universty, Los negros, Calles y sueños, Poema doble del lago Eden Mills, En la cabaña del Farmer, Introducción a la muerte. Poemas de la soledad en Vermont, Vuelta a la ciudad, Dos odas, Huida de Nueva York. Dos valses y El poeta llega a La Habana.
Poeta en Nueva York es un libro que construye la imagen poética de un sujeto en crisis. Crisis personal, social e incluso literaria (Lorca estaba un poco cansado de ser el poeta del Romancero gitano). El sujeto en crisis no solo se ve enfrentado al sistema capitalista. La naturaleza no solo se enfrenta a la civilización, a la sociedad mecanicista, a la ciudad inhumana, a las condiciones precarias de la existencia. El sujeto poético se enfrenta al vacío sobre el que tiene que construir su identidad.
En poemas que resultan ser una feroz crítica contra el capitalismo, la religión o las convenciones sociales, los símbolos de significado abierto y ambivalentes apuntan a la falta de una verdad única y estable. Metáforas, imágenes visionarias, nos muestran también la actualidad del libro.
Son poemas escritos entre 1929 y 1930 según proclama Federico García Lorca ya que algunos poemas fueron escritos a su vuelta a España y otros revisados reelaborados durante seis años. Fue fusilado en 1936 sin haberlo dado por terminado.
Debió de entregar su original a José Bergamín, director de Cruz y Raya, donde iba a publicarse en 1936, según los estudios de Miguel García-Posada. Como Bergamín no se encontraba en su despacho, lo dejó en su escritorio junto a una nota en la que decía: «volveré mañana». «Es un papelillo pero resulta que encierra una tragedia personal y general de España, porque en lugar de volver mañana a completar tranquilamente su manuscrito, se volvió a Granada, estalló el golpe de Estado y lo mataron», declara Andrés Soria Olmedo. La edición príncipe española vio la luz en Méjico (Poeta en Nueva York. Con cuatro dibujos originales. Poema de Antonio Machado. Prólogo de José Bergamín). La fecha del colofón es el quince de junio de 1940. Según cuenta Manuel Fernández-Montesinos (Lo que en nosotros vive), sobrino del poeta, la familia de García Lorca tuvo que acudir a los tribunales para recuperar el manuscrito de manos de Rafaela Saavedra, quien había iniciado gestiones para subastarlo en Christie´s, Londres. Sánchez-Montesinos se presentó allí el día de la subasta. Era octubre de 1998. La autenticidad estaba comprobada. Hubo juicio y la sentencia fue a favor de la familia Saavedra. En 2003, la Fundación Federico García Lorca adquirió el documento en subasta (Londres).
El poeta fue consciente de que Poeta en Nueva York no era de fácil comprensión por lo que atrasó mucho su publicación. En 1933 comenta: “Este libro sobre Nueva York que traje de mi viaje a los Estados Unidos no he querido darlo a ninguno de los editores que me lo han pedido. Después lo publicaré; pero primero quiero darlo a conocer en la forma de una conferencia. Leeré versos y explicaré cómo han surgido. Es decir, lo iré leyendo y analizando al mismo tiempo”. La conferencia (no fue la única que hizo) tuvo lugar por primera vez en Madrid en 1932, leyéndola de nuevo dos años después en Buenos Aires, Montevideo y diversas ciudades de España. Se tituló Un poeta en Nueva York y fue publicada por primera vez por la Editorial Lumen en 1965.
A pesar de la lejanía -física y temporal- algunos poemas de Poeta en Nueva York tienen una estrecha relación con Granada y, en particular, con el jardín de la casa de la Acera del Darro 60, a donde se mudaron los Lorca cuando llegaron en 1908 de Valderrubio.
Isabel, la hermana del poeta, se ocupó en sus memorias de desvelar todas las referencias granadinas que contiene el poema 1910. Intermedio y, en particular, cuatro de sus versos: “¡Aquellos ojos míos en el cuello de la jaca, / en el seno traspasado de Santa Rosa dormida, / en los tejados del amor, con gemidos y frescas manos, / en un jardín donde los gatos se comían a las ranas”. “El cuello de la jaca es, sin duda, el del animal al que subieron [a Federico] de muy pequeño a la fuerza y no quiso echarse a andar. También Santa Rosa estaba en mi casa: era una estampa de colores chillones que tenía en su cuarto Dolores [la Colorina, una de las criadas]. Los tejados del amor son los que veíamos desde las torres (…) y el gato que se comía a las ranas es nuestro gato rubio, el que comió a la ranita que eché al agua de la fuente saltadora del jardín”.
Federico García Lorca llega a Nueva York, acompañado de don Fernando de los Ríos, el 25 de junio de 1929, después de seis días de travesía en el Olympic. Durante el viaje le ha escrito a su amigo Carlos Morla Lynch, deprimido, nostálgico le dice: “No sé para qué he partido; me lo pregunto cien veces al día. Me miro en el espejo del estrecho camarote y no me reconozco. Parezco otro Federico”.
En las catorce cartas que el poeta escribe desde Nueva York y La Habana a sus padres el relato es dulcificado: “Queridísimos padres y hermanos: Aquí me tenéis en New York después de un delicioso viaje fácil gracias a Don Fernando, que se ha portado conmigo de tal manera que todo el mundo lo ha tomado por mi padre. No cabe mayor cariño ni más solicitud, y todos le debéis estar agradecidos. Yo estoy contentísimo, rebosando alegría, y no tengo más preocupación que tener pronto noticias vuestras”. Es la primera carta y está fechada el 28 de junio de 1929.
Federico de Onís lo matricula en la Universidad de Columbia y lo instala en la residencia universitaria Furnald Hall. Desde su habitación le escribe a su familia: “La Universidad es un prodigio. Está situada al lado del río Hudson, en el corazón de la ciudad, en la isla Manhattan, que es lo mejor, muy cerca de las grandes avenidas (…) Mi cuarto está en un noveno piso y cae al gran campo de deportes, verde de hierbas con estatuas (…). Sería tonto que yo expresara la inmensidad de los rascacielos y el tráfico. Todo es poco. En tres edificios de éstos cabe Granada entera. Son casillas donde caben 30.000 personas” (28 de junio de 1929).
Las cartas dan cuenta de la nueva vida, los nuevos amigos, el encuentro casual con un vecino de Fuente Vaqueros, los poemas que va escribiendo, las conferencias que desarrolla, el rendimiento de los gastos del dinero que los padres le han dado, el interés por su familia, la preocupación por las oposiciones de su admirado hermano Francisco (“decidle a Paco que me escriba”), por su madre, para que siga la costumbre de la familia yéndose unos días al balneario de Lanjarón (Granada): “El otoño de Lanjarón es precioso. A mamá la lleváis a Lanjarón quiera o no quiera. A la fuerza; y si no ha ido o no va, será porque yo no estoy ahí, que soy verdaderamente el machacón para las cosas, pero si no ha ido la responsabilidad de Conchita, Paco e Isabelita será grande si luego le da un cólico, y yo estaré indignado toda mi vida. Abrazos, besos, abrazos. Federico).
La Mitad Invisible (RTVE): Poeta en Nueva York
Documental sobre Poeta en Nueva York.
Documental “Lorca. El mar deja de moverse”.