Federico García Lorca conoció a través de la prensa el suceso ocurrido el 22 de julio de 1928 en Níjar (Almería): “Misterioso crimen en un cortijo de Níjar. Momentos antes de verificarse la boda, la novia se fuga con su primo para burlar al novio. Les sale al encuentro un enmascarado y mata a tiros al raptor”. “En escribir tardo mucho”, confesaría el dramaturgo. “Me paso tres y cuatro años pensando en una obra de teatro y luego la escribo en quince días… Cinco años tardé en hacer Bodas de sangre, tres invertí en Yerma. De la realidad son fruto las dos obras”.