El Cerro del Aceituno, citado por Lorca en esta conferencia, es el cerro donde se sitúa la ermita de San Miguel, figura a la que Lorca dedicó uno de sus romances gitanos. San Miguel supuso un desafío a la burguesía granadina. Está ambientado en la romería que el 29 de septiembre se celebraba en el cerro de San Miguel o del Aceituno (detrás del Albaicín) y en la ermita dedicada al arcángel.
El culto al santo está en las canciones populares. En el poema aparecen alusiones a la romería y a la costumbre que existía de regalarse los enamorados este día girasoles o castañas, así como a la talla del santo (de 1675, de Bernardo Francisco de la Mora), una imagen andrógina que da pie a la descripción que se hace en el romance de una especie de patrón gay de Granada. Lorca en esta conferencia nos sube a este cerro para escuchar los rumores de la ciudad.