Maortua de Ucelay, Pura

Pura-Maortua-Ucelay

Fundadora del Club Teatral de Cultura, una compañía de aficionados creada en 1933 para promocionar el teatro nuevo. Federico García Lorca lo bautizó como Club Anfistora tras el estreno en 1933 de Don Perlimplín con Belisa en su jardín.

Pura Maortua nació en el seno de una familia acomodada formada por 16 hijos. Su padre fue Ramón Maortua, natural de Elorrio (Vizcaya), dedicado a las industrias de grasas y jabones; su madre, Purificación Lombera, nacida en Limpias.

Para el estreno de ‘Don Perlimplín con Belisa en su jardín’ tuvo que recuperar el libreto incautado por la policía. Para la crítica partidaria del teatro lorquiano fue un éxito, para sus detractores un fracaso.

Aunque pasó su juventud en Cantabria solía residir temporadas en Madrid al cuidado de un tío suyo, José Gómez Ocaña, catedrático de Fisiología de la Universidad, que la inicia en el mundo cultural madrileño y la lleva de viaje por España, Francia e Italia.

En septiembre de 1911 se casó con Enrique Ucelay, de quien tomará el apellido, un abogado con propiedades en Zarautz, con el que tendrá cuatro hijas. Una de ellas, Matilde, fue la primera mujer de España licenciada en Arquitectura y ganadora del Premio Nacional en 2004.

Lorca, Pura Maortua de Ucelay y Valle-Inclán en el preestreno de 'Yerma', Madrid, 1934.
Lorca, Pura Maortua de Ucelay y Valle-Inclán en el preestreno de ‘Yerma’, Madrid, 1934.

El 26 de noviembre de 1926 funda con otras amigas el Lyceum Club Femenino pero lo abandona cuatro años después para fundar con la escritora socialista María Lejárraga la Asociación Femenina de Cultura Cívica dirigida preferentemente a mujeres trabajadoras. Pura asume desde la asociación la puesta en marcha de un club de teatro que, a propuesta de Federico García Lorca, se denominará Club Anfistora. En 1933 montó en el Teatro Español, junto con La zapatera prodigiosa, la aleluya erótica El amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, que había sido prohibida por la dictadura de Primo de Rivera en 1929. Para ello tuvo que recuperar el libreto incautado por la policía. Para la crítica partidaria del teatro lorquiano fue un éxito, para sus detractores un fracaso.

Después de la guerra, colaboró con Arturo Ruiz-Castillo en la indumentaria y ambientación de algunas de sus películas. En el Teatro de Cámara y Ensayo dirigió Deseo bajo los olmos, pero no quedó satisfecha con los actores profesionales que, según ella, eran más difíciles de dirigir y enseñar que los aficionados.

Los últimos años de su vida padeció una enfermedad que le impedía leer. “Me estoy sobreviviendo”, decía en su última época. Murió el 3 de diciembre de 1972, a los 89 años.

 

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