Abogado, catedrático de Derecho y profesor del conservatorio de Granada, licenciado en Filosofía y Letras, miembro influyente de la tertulia El Rinconcillo; personaje exótico, cultísimo y “perfecto diletante”, según Francisco García Lorca; miembro de la Liga Regionalista de Cambó, sindicalista de UGT y representante cualificado del PSOE en el XI congreso celebrado en 1934 bajo la presidencia de Francisco Largo Caballero.
Vivía con su madre en una amplia casa de la calle Puentezuelas y gracias al desahogo económico familiar se rodeaba de libros rarísimos, objetos de culto religiosos como exvotos y rosarios valiosos, monedas antiguas y toda una parafernalia con la que completaba su curiosidad sin límites.
Francisco Soriano Lapresa, Paquito, como lo llamaban sus compañeros de tertulia en contraste con su gordura rotunda y sus maneras pontificales, es el personaje más representativo de El Rinconcillo, el único líder de un cenáculo sin jefes. En los años veinte es nombrado profesor del Real Conservatorio de Música y Declamación, fundado en diciembre de 1921, un año antes de la celebración del Concurso de Cante Jondo. En 1931 sustituye a Isidoro Pérez de Herrasti como presidente de la Real Sociedad Filarmónica de Granada de la que dependía el conservatorio. En 1927 contrae matrimonio con Concepción Hidalgo Rodríguez.
Pocos personajes de El Rinconcillo han sido definidos con más adjetivos y admiración que Soriano Lapresa. José Mora recuerda que vivía con su madre en una amplia casa de la calle Puentezuelas y que gracias al desahogo económico familiar se rodeaba de libros rarísimos, objetos de culto religiosos como exvotos y rosarios valiosos, monedas antiguas y toda una parafernalia con la que completaba su curiosidad sin límites. Mora recuerda una visita que hizo acompañado de Lorca a la vivienda de Soriano: “Lo vimos a través de los vidrios de la puerta de su biblioteca, sentado ante un enorme facistol, tocado con una capa antigua pluvial y leyendo en tono sacerdotal y devoto su hermoso salterio”.
“¡Qué triste lucha la del pobre y delicado Paquito Soriano con las monstruosas morbideces de su carne, con aquella obesidad que lo fatigaba y casi lo enclaustraba, contra la que pretendía debatirse enérgicamente!”, recuerda Mora Guarnido.
Falleció en 1934 a causa de la misma obesidad mórbida genética que padecieron otros miembros de su familia.