La ciudad está dormida y acariciada por la música de sus románticos ríos…
El color es plata y verde oscuro… y la sierra besada por la luna, es una turquesa inmensa. La niebla está saliendo de las aguas y agrandando el paisaje. Los cipreses están despiertos y moviéndose lánguidos inciensan la atmósfera… y el viento convierte en órgano a Granada, sirviéndole de tubos sus calles estrechas…
El Albayzín tiene sonidos vagos y apasionados y está envuelto en oropeles suaves de luz oscura… Sus casas tristes y soñadoras que mueve la niebla, parece que quieren contarnos algo de lo mucho grande que miraron…
La vega es acero y polvo gris, nada se oye que retumbe en el silencio… el río de oro gime al perderse por el túnel absurdo… el espejo del Generalife corre a desposarse con su novio el Genil…
Sobre las torres cobre y bronce de la Alhambra flota el espíritu de Zorrilla. El viento tiembla y el bosque tiene sonidos metálicos y de violonchelos, las esquilas de los conventos están llorando lágrimas de hierro y castidad… La campana de la Vela está diciendo una melodía tan grave y augusta, que los cipreses y los rosales tiemblan nerviosamente.