Profesor, escritor, crítico musical granadino y funcionario del Ayuntamiento de Granada, perteneciente al círculo literario de Federico García Lorca y Manuel de Falla en los años 20.
Nacido a principios de siglo, tenía catorce años cuando fue invitado a la tertulia del jardín del Carmen de la Antequeruela donde vivía Manuel de Falla. Era de los más jóvenes junto a Enrique Gómez Arboleya. Su padre fue un potentado exportador de mercancías y tabaco a Cuba que se instaló en Granada a principios de siglo XX. Su madre era cubana. Vivían al principio en la calle Reyes Católicos, pero tras una crisis económica y la muerte del padre se trasladan al Albaicín. Luis Jiménez fue un gran lector desde su infancia. Estudió Filosofía y fue profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de Granada. Además de Falla, su mentor y maestro fue Joaquín Amigo, el catedrático de Literatura y redactor de gallo asesinado por los republicanos en agosto de 1936 en Ronda (Málaga).
Luis Jiménez conoció a Lorca cuando sólo contaba siete años y cultivó su amistad hasta los años previos a la Guerra Civil. Lorca solía ir a su casa donde lo escuchó tocar al piano La Patética de Beethoven y un arreglo de Wagner. Asistió a una de las primeras lecturas de Yerma en la casa de la Acera del Casino y, en 1934, en la Huerta de San Vicente, a la lectura de La casa de Bernarda Alba. Según el testimonio recogido por Eduardo Molina Fajardo en su libro Los últimos días de García Lorca, el escritor era para las derechas “un representante ilustre del liberalismo y, por lo tanto, había que eliminarlo”. En la guerra, prosigue, imperó “un espíritu de derechas, de triunfalismo eclesiástico. Al apoyar la Iglesia al Movimiento intentó sofocar todo el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza, con dureza, con terrible intransigencia”. “Recuerdo que Falla un día me dijo confidencialmente: `Federico es el hombre con más personalidad que he conocido”, relata en el libro.
Perteneció al Ateneo de Granada y colaboró también en la redacción de la revista gallo. Lorca lo llamaba cariñosamente ‘Don Luis Pitín’, apodo con el que era conocido por sus amigos. Sus artículos y críticas musicales se pueden encontrar en El Defensor de Granada. En 1976 dio una conferencia sobre Falla titulada Mi recuerdo humano de Manuel de Falla que fue publicada en forma de libro.