En 1916, después de aprobar el preparatorio común para Letras y Derecho, Federico García Lorca se matriculó en la Universidad. Aunque al principio comenzó las dos carreras, luego, tras comprobar las crecientes dificultades para abordar ciertas asignaturas de Letras, optó por la de Derecho, carrera en la que se licenció más por la fortuna con ciertos profesores que por aplicación y constancia. Lorca acabó la licenciatura en 1923, a caballo entre Granada y Madrid.
El hecho más decisivo en la Facultad de Derecho, al margen del aprovechamiento académico, fue su relación con los catedráticos Martín Domínguez Berrueta y con Fernando de los Ríos, que había tomado posesión de su puesto en Granada en 1911. Con Martín, un docente influenciado por la Institución Libre de Enseñanza, trabó una estrecha relación y organizó una serie de viajes de estudios que permitieron a Federico, entre 1916 y 1917, además de conocer el patrimonio de España, establecer relación con las instituciones y las personalidades relevantes culturalmente de cada ciudad. Fue en Baeza, en uno de estos viajes (1916), donde Federico pudo conocer a Antonio Machado. Este encuentro fue determinante para Lorca, que por estos años se debatía entre su vocación primera, la música, y su incipiente vocación literaria. También en 1916, en un segundo viaje, conocen los alumnos en Salamanca a Miguel de Unamuno, entonces rector de la Universidad.
Las excursiones lo decantaron por la literatura e inspiraron su primer libro, Impresiones y paisajes, publicado en 1918 y costeado por su padre. De los Ríos, que habría de tener una influencia superior en su vida, lo animó a irse a Madrid a estudiar en la Residencia de Estudiantes y le entregó una carta de presentación para Juan Ramón Jiménez.