La reunión fundacional de la Generación del 27 celebrada en Sevilla en diciembre de 1927, con el pretexto del tercer centenario de la muerte de Góngora, abarcó también una desinhibida celebración y una larga resaca. Federico García Lorca participó activamente en los festejos.
La finca del mecenas del encuentro, el torero Ignacio Sánchez Mejías, en Pino Montano, fue el lugar de reunión. Ignacio costeó un almuerzo para sesenta comensales en la Real Venta de Antequera (huevos a la flamenca, pescaíto frito y rabo de toro) y luego invitó a una fiesta “por todo lo alto” en su cortijo.
Los invitados comparecieron con ropajes árabes y a continuación se desató una celebración en la que Dámaso Alonso recitó de memoria los 1.091 versos de La soledad primera; el poeta y ganadero Fernando Villalón intentó hipnotizar a Alberti; García Lorca improvisó fragmentos teatrales. Los asistentes participaron en una especie de justas poéticas que enfrentaron a los poetas locales con los venidos de fuera. Joaquín Romero Murube actuó en el bando de los sevillanos junto a Luis Cernuda, Fernando Villalón, Adriano del Valle y Rafael Laffón. Federico García Lorca recitó una selección de sus romances gitanos. Una de aquellas noches organizaron, según Gerardo Diego, “la travesía heroica y nocturna del Betis desbordado”. Como fin de fiesta actuó Manuel Torre, Niño de Jerez, a quien Federico dedicó en 1931 una de las viñetas flamencas del Poema del Cante Jondo.