Luces también en la casa, que llaman del Polinario
cuando llegamos allí el portón está cerrado.
Llamaré con recios golpes, hasta que aparece el amo:
“El Polinario te dicen y este es nombre muy extraño.
Venimos por la razón del norte del Polinario”.
Así el Polinario habló, con un hablar reposado.
“Yo no me llamara así, que me llamo Antonio Barrios.
Apolinar se llamó un abuelo muerto de años.
El nombre pasó a mi padre y a mí también ha pasado”.