Entramos en clase,
me siento en un banco;
“a ver, lea sus notas”,
dice don Fernando…
Y yo, ruboroso,
con miedo borroso,
la Constitución
de la Nueva Rusia
me pongo a leer
y un disparatón
ha salido de mis labios sin querer.
Entonces noté
que Fernando de los Ríos
me miró
Como no tengo ‘cultura general’
pasó lo que pasó.