«Cuando yo era niño viví en un pueblecito muy callado y oloroso de la vega de Granada. Todo lo que en él ocurría y todos sus sentires pasan hoy por mí, velados por la nostalgia de la niñez y por el tiempo. Yo quiero decir lo que sentía de su vida y de sus leyendas. Yo quiero expresar lo que pasó por mí a través de otro temperamento, Yo ansío referir las lejanas modulaciones de mi otro corazón. Esto que yo hago es puro sentimiento y vago recuerdo de mi alma de cristal…
Todas las figuras que desfilen por estas hojas desabridas, unas habrán muerto, otras están ya transformadas y el pueblo es otro completamente distinto…
El monstruo de la política le quitó su virginidad y su luz. En ese pueblo yo nací y se despertó mi corazón. En ese pueblo tuve mi primer su sueño de lejanías. En ese pueblo yo seré tierra y flores…
Sus calles, sus gentes, sus costumbres, su poesía y su maldad serán como el andamio donde anidarán mis ideas de niño fundidas en el crisol de la pubertad. Oíd…»