Antes de la apertura oficial del registro de concursantes el 7 de mayo de 1922, Manuel de Falla editó en la Imprenta Urania, aunque sin firma, un folleto titulado El “cante jondo” (Canto primitivo andaluz) donde expone su teoría sobre la procedencia atávica del cante jondo y que justifica la celebración del concurso. El compositor lo enraíza con otras tradiciones seculares procedentes de Oriente, especialmente la hindú.
Primitivismo y orientalismo fueron las corrientes culturales sobre las que sustentó Falla su teoría de lo jondo. En el opúsculo, el músico reconoce la supuesta influencia de la “música de nuestro pueblo” sobre compositores contemporáneos de otras naciones como Rusia (Rimsky-Kórsakov, Aleksandr Borodin, Mili Balákirev y, por supuesto, Mijaíl Glinka que visitó Granada y otras ciudades españolas entre 1845 y 1847) o Francia, con Claude Debussy como abanderado. La visita a España de los Ballets Rusos de Diághilev y Massine amplió y matizó esta hipótesis.
En el caso de Falla, la influencia del cante jondo comenzó a partir de El amor brujo (1914-1915) y continuará en sus obras posteriores, como el Concerto, la Fantasía Bética (1919) o El retablo de Maese Pedro.