Vicenta Lorca Romero, propensa a los problemas derivados de una insuficiencia hepática, fue la impulsora de las visitas anuales de buena parte de la familia García Lorca al Balneario de Lanjarón, en las faldas de Sierra Nevada, de donde provienen las aguas de los manantiales. Las sesiones curativas se convirtieron pronto en un pretexto para unas vacaciones en familia entre 1924 y 1935. Solían alojarse en el Hotel España. Hay constancia gráfica o escrita de que Federico García Lorca acompañó a la familia varios veranos y que aprovechó las estancias no sólo para viajar por la comarca de la Alpujarra sino también para escribir algunos de los poemas emblemáticos del Romancero gitano.
En 1924, Federico viajó con su familia a Lanjarón en el mes de septiembre, tal como describe en una carta datada en la localidad balnearia a su amigo el erudito cubano José María Chacón, residente entonces en Madrid: “En Lanjarón, ¡oh sierra! ¡oh naranjo! ¡oh roca!, renazco a tu amistad”, y en otra de la misma fecha destinada a Melchor Fernández Almagro a quien anima a visitar Lanjarón: “Debes venir a ese paraíso en cuanto puedas. He encontrado curiosísimos cuentos y romances”.
No hay pruebas sobre la estancia de 1925. Fue el año en el que compraron la Huerta de San Vicente y de la visita a Cataluña a casa de la familia Dalí. En 1926, en cambio, sí consta que visitó el balneario en el mes de julio. El balneario ya gozaba entonces de una justa fama que se remonta a los mozárabes. La salubridad de las aguas del balneario fue reconocida en 1770 aunque la explotación terapéutica de los manantiales se generalizó en el siglo XIX.
Federico volvió a Lanjarón en la segunda quincena de 1927. A ese periodo pertenece una célebre foto tomada en el balneario en la que posa con toda su familia. Es la única que perfila el ambiente de los veranos en la ciudad. Desde Lanjarón mantuvo una amplia correspondencia con amigos como Salvador y Anna María Dalí, el galerista Sebastián Gasch y el escenógrafo uruguayo Rafael Barradas. El acercamiento del poeta a la pintura no era casual. Ese mismo verano, entre junio y julio, expuso sus dibujos en las galerías Dalmau de Barcelona. En Lanjarón escribe, pero también dibuja: “En cuanto cojo la pluma para dibujar, me vuelvo de lo más abstracto que existe. Tengo horror a lo anecdótico”. Y cita algunos títulos de los dibujos concebidos en el balneario: Cleopatra, Ecce homo de escuela española, Brisa de mar, Venusómetro, Poema del anzuelo…
Uno de los temas fijos que abordó fueron los retratos de San Sebastián, inspirados en la iconografía del patrón de Lanjarón: “San Sebastián es un mito de agua dulce en vaso de cristal puro”, escribe a Dalí.
Las veladas en el Hotel España estaban impregnadas del aire de lánguido decaimiento que retrataron, por las mismas fechas y referidos a lugares donde tomaban las aguas, otros escritores europeos como Herman Hesse en El balneario o Thomas Mann en La montaña mágica. Pero en miniatura y en el sur de España. El establecimiento disponía de un amplio comedor donde los bañistas se recogían por la noche a danzar o escuchar música. Isabel García Lorca recuerda en sus memorias Recuerdos míos aquellas noches estivales olorosas, frescas y ligeramente decadentes en el salón del Hotel España: “Por la noche había reunión en el salón del hotel y muchas veces bailábamos porque Federico se prestaba a tocar el piano”.
El poeta y sacerdote Juan Gutiérrez Padial (Lanjarón,1911- Granada, 1986) coincidió por última vez con Lorca en la Alpujarra en el verano de 1934. Así lo rememora: “Paraba Federico en el Hotel España, emplazado en lo alto en la Avenida. ¿De qué hablamos aquella tarde, sin sospechar -o tal vez sí- que no volveríamos a encontrarnos? Recuerdo su perfil colosal, como de profeta miguelangelesco volcado al mirador, bebiendo luces y contraluces en la copa del asombro, de sorpresa en sorpresa frente al cárdeno, límpido envolvedor de los picachos empinados hasta rasgar la bóveda del cielo”.
Una de las cartas más hermosas y misteriosas fechadas por Lorca en Lanjarón está destinada a Anna María Dalí y corresponde al verano de 1926: “El Mediterráneo es uno e indivisible. Cuento un cuento de la estética de Lanjarón. A un niño le pegaron sus padres. Y le quitaron las uvas que comía. Y le rompieron el vestido a tirones. El niño salió llorando y se encontró con otro niño. El recién llegado le preguntó: ´¿Qué te pasa que tanto lloras?´. El niño lloroso le dijo: ´Vente allí, a lo alto del cerro, y te lo contaré. Ya en lo alto dijo el niño que no lloraba: `Cuenta lo que te ha pasado´. Y el otro niño, llorando, empezó: `Pues mis padres me han pegado, etcétera, etcétera, etcétera´. Cuando hubo acabado de contar sus penas, el otro niño lo miró fijamente y le dijo con sorna: `¿Has acabado ya? El Mediterráneo es uno e indivisible”.
Duerme.
No temas la mirada
errante.
Duerme.
Ni la mariposa,
ni la palabra,
ni el rayo furtivo
de la cerradura
te herirán.
Duerme.
Como mi corazón,
así tú,
espejo mío.
Jardín donde el amor
me espera.
Duérmete sin cuidado,
pero despierta,
cuando se muera el último
beso de mis labios.
(Suites, 1920-1923)
('Berceuse' al espejo dormido)- Arredondo Valenzuela M. García Lorca en Lanjarón. Un poeta y un paisaje, incluido en Lanjarón, paisajes del agua. Balneario de Lanjarón, 1999.
- Adoración Elvira Rodríguez y Fernando Rubio Muñoz. Lorca en el país de ninguna parte (Lanjarón-Alpujarra). 2017.
- Federico García Lorca. Obras Completas I y IV. RBA-Instituto Cervantes. Madrid, 2006.
- Isabel García Lorca. Recuerdos míos. Tusquets. Barcelona, 2002.
- Ian Gibson. Lorca y el mundo gay. Planeta. Barcelona, 2009.
- Juan González Blasco. Órgiva. Hitos de su historia. Volumen II. Editorial Hermanos Gallego Hódar. Órgiva, 2001.
- Lugar Lorquiano
- Balneario de Lanjarón
- Lugar actual
- Balneario de Lanjarón
- Dirección
- Avenida de Madrid, 2
- Web
- http://www.balneariodelanjaron.com/
- Teléfono
- 958 770 454
- reservas@relaistermal.com
- Datos de la Visita
El Balneario de Lanjarón está abierto todo el año y ofrece diversos servicios termales.