La familia Lorca se trasladó a Valderrubio en 1906, a una casa en la calle Iglesia convertida en museo. Tras el traslado a Granada fue casa de verano hasta 1925.
La familia García Lorca se trasladó a vivir desde Fuente Vaqueros, el pueblo donde habían nacido tres de los hijos del matrimonio (Federico, Francisco y Concha; Isabel vendría al mundo en Granada en 1909) a Asquerosa en 1906. Primero habitaron, por poco tiempo, una vivienda en la calle Ancha, junto a la parroquia, pero después se trasladaron a una amplia casa de labor ubicada la calle Iglesia número 20 que se convirtió en hogar permanente hasta 1908 y luego, hasta 1926, en residencia de verano. La actual Casa Museo del poeta es una recreación fiel tanto del continente como del contenido de la original. A la casa se ha adosado la vivienda de los caseros, una especie de museo rural de principios del siglo XX.
La causa decisiva de la mudanza de un pueblo a otro fue de orden práctico: el padre de familia, Federico García Rodríguez, había concentrado buena parte de sus negocios agrícolas, y por extensión, su patrimonio más valioso, en este pueblecito cercano a Fuente Vaqueros de pocos cientos de habitantes, un auténtico vergel con un desafortunado nombre producto de la derivación defectiva de su auténtica y delicada denominación: Aguarosa o Acuerosa (es decir, de abundantes aguas). La prosperidad había sobrevenido gracias a la compra, en 1895, del cortijo y finca de Daimuz Bajo, que comprendía numerosas tierras que luego se extendieron hasta la Vega de Zujaira, el lugar donde Federico firmó muchos de sus poemas de juventud.
La mudanza de la familia a Granada no interrumpió la relación de Federico con Asquerosa. Todos los años, cuando terminaban en Granada las fiestas del Corpus, emigraban a la casa de Valderrubio donde pasaban el verano coincidiendo con las labores agrícolas.
Aunque Federico había nacido en Fuente Vaqueros ocho años antes, las experiencias fundamentales de su infancia y de su adolescencia cobraron vida en Asquerosa. Allí, entre alamedas, fuentes y ríos, tuvo su “primer asombro artístico”, se formó como músico, tanteó la literatura y escribió las composiciones que surtieron el Libro de poemas, Canciones y Suites. La influencia de la Vega, sin embargo, fue más profunda y duradera y aparecería más o menos explícita en Diván del Tamarit. Valderrubio inspiraría una de sus últimas obras teatrales, La casa de Bernarda Alba, basada en gran medida en hechos y personajes auténticos, lo que suscitó algunos enfrentamientos familiares, y algunas escenas de Yerma y Bodas de sangre.
Asquerosa, o Valderrubio, fue un caudal importantísimo en la obra lorquiana y, en su conjunto, en la actitud vital del poeta: “Mis más lejanos recuerdos de niños tienen sabor de tierra. La tierra, el campo, han hecho grandes cosas en mida vida. Los bichos de la tierra, los animales, las gentes campesinas, tienen sugestiones que llegan a muy pocos. Yo las capto ahora con el mismo espíritu de mis años infantiles”, confesó en marzo de 1934 al periodista José R. Luna que los entrevistó para la revista Crítica de Buenos Aires.
La mudanza de la familia a Granada, en 1908, no interrumpió la relación de Federico y sus hermanos con Asquerosa. Todos los años, cuando terminaban en Granada las fiestas del Corpus, la familia emigraba a la casa de Valderrubio donde pasaba el verano coincidiendo con las labores agrícolas. Las permanencias estacionales se mantuvieron hasta que en 1926 adquirieron la Huerta de San Vicente en Granada.
La familia Lorca, tras una estancia breve en la calle Ancha, se mudó a una casa “grande, llena de recovecos, con un escalón alto en la entrada” situada en la Iglesia, 20. Era una casa, según el recuerdo de Isabel García Lorca “destartalada, con patio que la separaba de los inmensos corrales y cuadras: con poyo de obra, una verja de madera pintada de verde, muchas macetas de geranios y dompedros, una parra y una enorme adelfa roja”. Todas las habitaciones estaban encaladas y con el techo de un azul fuerte menos la de Federico, que estaba pintado de violeta. Los muros estaban decorados con litografías de países nórdicos. En desigual pulso con aquellos parajes extranjeros e incongruentes competía en las paredes de la casa una gran estampa del Cristo del Paño de Moclín que ninguno de los hermanos olvidó. Lorca incluso incorporó la romería a la escena final de Yerma.
La celebración de san Federico era la excusa para las grandes reuniones familiares en Asquerosa a las que concurrían más de cuarenta primos hermanos, más sus consortes, los hijos, las amas de los recién nacidos y los chóferes que los traían y llevaban.
La relación de los Lorca con algunos vecinos y parientes de Valderrubio estuvo llena de malentendidos y trenzada por la envidia y el odio. Las discusiones por las lindes de las fincas y otras controversias enturbiaron la relación.
Isabel García Lorca ha destacado la influencia singular que tuvieron los juegos y las canciones infantiles oídas en Asquerosa sobre la obra primeriza de su hermano. En Federico, escribe, las coplas aparecen como “cantos fundidos en un sentir que él revive en un presente que ya no es el de su infancia, avivando un recuerdo que ahora ve diferente al pasado”. Así canciones de corro como “ahí va mi gavilán / con cuatro uñas de gato. /Como no me traigas carne, / te mato”, se transforman en el poema Balada triste en “de niño yo canté como vosotros, / niños buenos del prado, / solté mi gavilán con las temibles / cuatro uñas de gato”. O poemas que incorporan parte de romances populares, como el del conde Laurel: “-¿Por qué llevas un mantón / negro de muerte? / -¡Ay!, yo soy la viudita, / triste y sin bienes, / del conde del Laurel / de los Laureles” (Balada de un día de julio, 1919).
La relación de los Lorca con algunos vecinos y parientes de Valderrubio estuvo llena de malentendidos y trenzada por la envidia y el odio. Las discusiones por las lindes de las fincas y otras controversias enturbiaron la relación con la familia de Horacio Roldán, primo del poeta y activo militante de derechas. Aquellas disputas, tras la sublevación, se convirtieron en persecución. Según el investigador Miguel Caballero, los hermanos Miguel y Horacio Roldán participaron en dos de los grupos que irrumpieron en la Huerta de San Vicente en agosto de 1936, los días previos al asesinato del poeta. Los acompañaba José Benavides Peña, el Pepe el Romano de La casa de Bernarda Alba. Uno de los individuos que participaron en la detención de Lorca en la casa de la familia Rosales fue Juan Luis Trescastro, cuya mujer era prima del poeta. Además, en el pelotón de fusilamiento se encontraba Antonio Benavides Benavides, compadre de Trescastro, primo de los Roldán y sobrino nieto de Matilde Palacios, la primera mujer del padre de Lorca, fallecida prematuramente. La casa de Bernarda Alba, inspirada en la vida de Frasquita Alba, también levantó fuerte recelos ya que incorporaba los nombres auténticos de algunos vecinos de Valderrubio.
En una carta escrita al crítico musical Adolfo Salazar desde Asquerosa, Lorca hace una hermosa descripción de los anocheceres de verano en el campo: “Días pasados salió una luna verdi-morada sobre la neblina azul de Sierra Nevada, y en frente de mi puerta una mujer cantaba una berceuse que era como una serpentina de oro que enmarañaba todo el paisaje. Sobre todo, en los anocheceres se vive en plena fantasía, en un sueño a medio borrar… hay veces en que todo se evapora y nos quedamos en un desierto de gris perla, de rosa y de plata muerta. Yo no te puedo decir lo enorme que es esta vega y este pueblecito blanco entre las choperas oscuras. Por la noche nos duele la carne de tanto lucero y nos emborrachamos de brisa y de agua”.
La expectación lírica de los veranos a veces se transformaba en abulia. En julio de 1926 Federico confiesa a su hermano: “Yo estoy cansado de esto. En realidad, Asquerosa no es el campo. Está todo lleno de etiqueta estúpida, hay que saludar a las gentes y decir buenas noches. No se puede salir en pijama porque lo apedrean a uno y está todo lleno de malicias torpes y mala intención. En el campo se busca la inocencia. Yo achaco todo esto a que aquí no hay vacas ni pastoreo de ninguna clase”.
José Mora Guarnido atribuye a un error en la pronunciación, que se fue perpetuando, el nombre de Asquerosa, y defiende el carácter culto y alegre de los habitantes del pueblo. “Tengo para mí que al inaugurarse este pueblecillo, nacido en torno a una casa de los administradores y acaso también de la iglesia, al tratar de personalizarlo con un nombre, algún tinterillo de la administración inglesa o cagatintas de la intervención civil quiso hacer alarde de iniciativa erudita y propuso inocentemente el nombre de Acuerosa o Aguarosa (abundante en aguas) simplemente porque el terreno, en donde se juntan el Genil y dos de sus tranquilos afluentes, el Cubillas y el Velillos, está henchido de corriente subterránea (…) Pero no se contaba con la degeneración que la fonética popular andaluza iba a imponer de inmediato a un vocablo tan delicado como ambicioso. Las gentes empezaron a decir Asquerosa y la nomenclatura, con docilidad más que cruel, lo aceptó”.
Un hecho desgraciado y triste, alega Mora, que contrasta con la personalidad curiosa e instruida de los valderrubienses. “Sus pobladores en la mayor parte eran instruidos y sensibles. Campesinos que al llegar a su casa tras la tarea del día se sentaban a leer o a tocar el piano; gentes que acompañaban aquellos libros de a peseta, malas traducciones principalmente de literatura anarquista, que volcó sobre la avidez de saber de las gentes humildes de España”. La lectura era compartida con la música y no era raro que “aquellos hombres rudos” interpretaran a Chopin. “No he visto nunca en España un pueblo de tan curiosa y fina preparación”.
Las diferencias entre Fuente Vaqueros y Valderrubio se pueden apreciar entre la disimilitudes de algunas obras lorquianas. Según Francisco García Lorca, Fuente Vaqueros representaba el ambiente feliz de La zapatera prodigiosa, mientras que Valderrubio era La casa de Bernarda Alba. Por su parte, Isabel sostiene en sus memorias que Asquerosa no era “abierta y alegre como Fuente Vaqueros, que está en pleno verdor entre dos ríos; es más taciturno, más cerrado, como lo son los pueblos de las tierras secas (…). Eso se refleja muy bien en Bodas de sangre”.
La Vega de Zujaira fue uno de los lugares favoritos de Federico para retirarse en busca del contacto de la naturaleza y de inspiración para sus poemas. Numerosas composiciones de juventud, especialmente de 1920, están datadas en ese lugar de contornos flexibles y de nombre con reminiscencias árabes: Madrigal de verano (1920), Cantos nuevos (agosto de 1920), El presentimiento (agosto de 1920), Prólogo (24 de julio de 1920), Balada interior (16 de julio de 1920) o El lagarto viejo (1920).
Es posible que la Vega de Zujaira fuera, para Lorca, un término eufónico que le ahorraba utilizar el topónimo malsonante de Asquerosa. Desde un punto de vista catastral, comprendía una finca situada en el pago de la Vega de Zujaira, cerca de Asquerosa.
Allí Federico García Rodríguez llego a construir un cortijo, hoy inexistente, llamado de la Gariba o de la Cuesta de Ajea, donde vivía el guarda y su familia. Federico hizo amistad con ellos y los solía visitar con frecuencia para empaparse de las leyendas que le contaba la abuela de la familia. La finca limitaba con una pequeña estación de ferrocarril, el apeadero de San Pascual, integrado en la línea Granada-Bobadilla, de donde partía el ferrobús que unía Casanueva con Granada. El apeadero estaba situado cerca de la fábrica remolachera de San Pascual, de la que fue socio el padre del poeta.
Entre los personajes que trataba asiduamente la familia Lorca en Valderrubio destaca el “pariente Ricardo”, empleado de don Federico en las oficinas de la fábrica de San Pascual con tendencia a poeta. Los Lorca solían ir a su casa. Ricardo tocaba el piano de oído y acompañaba a sus hijas en canciones a coro que él mismo componía, Sentía una gran admiración por Federico y él le correspondía coreando con gusto sus canciones.
Dulce chopo,
dulce chopo,
te has puesto
de oro.
Ayer estabas verde,
un verde loco
de pájaros
gloriosos.
Hoy estás abatido
bajo el cielo de agosto
como yo bajo el cielo
de mi espíritu rojo.
La fragancia cautiva
de tu tronco
vendrá a mi corazón
piadoso.
¡Rudo abuelo del prado!
Nosotros
nos hemos puesto
de oro.
- Miguel Caballero. Las trece últimas horas en la vida de García Lorca. La Esfera de los Libros. Madrid, 2011.
- Miguel Caballero y Pilar Góngora Ayala. La verdad sobre el asesinato de García Lorca. Ibersaf. Madrid, 2007
- Federico García Lorca. Poemas de la Vega. Selección de Javier Alonso Magaz, Luis García Montero y Andrea Villarrubia. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2014.
- Federico García Lorca. Palabra de Lorca. Declaraciones y entrevistas completas. Edición de Rafael Inglada y Víctor Fernández.
- Francisco García Lorca. Federico y su mundo. Alianza Tres. Madrid, 1990.
- Isabel García Lorca. Recuerdos míos. Tusquest. Barcelona, 2002.
- Ian Gibson. En Granada, su Granada. Plaza y Janés, Barcelona, 1989.
- Ian Gibson. De Fuente Vaqueros a Nueva York. Biografía. Grijalbo. Barcelona, 1985.
- José Mora Guarnido. Federico García Lorca y su mundo. Losada. Buenos Aires, 1958.
- Lugar Lorquiano
- Casa familiar de Lorca en Valderrubio
- Lugar actual
- Casa Museo de Federico García Lorca de Valderrubio
- Dirección
- Iglesia, 20
- Web
- http://www.valderrubioenlorca.com/
- Teléfono
- 958 454 217
- reservas@valderrubioenlorca.com
- Datos de la Visita
Visita solo con cita previa. Consulte días y horarios de apertura en su web.