Federico García Lorca acompañó a Manuel de Falla a la comarca de Guadix para inspeccionar un antiguo y valioso clavicémbalo y buscando la inspiración en la obra de Pedro Antonio de Alarcón.
La comarca granadina de Guadix forma parte del itinerario que recorrieron Federico García Lorca, Manuel de Falla y algunos de los amigos entre 1926 y 1928. El interés de los egregios visitantes era triple. Por un lado, el magnetismo antropológico e histórico que proyectaba la comarca hacia el grupo de artistas e intelectuales; en segundo lugar, el empeño de Manuel Falla en buscar canciones y temas musicales aún vivos en la memoria popular, y, por último, rastrear la memoria de Pedro Antonio de Alarcón en quien Falla se había inspirado para componer el ballet El sombrero de tres picos (estrenado en 1919) y, antes, una primera versión titulada El corregidor y la molinera.
Hubo al menos dos visitas, en 1926 y 1928. La primera, de un solo día de duración, pero de intenso recuerdo, fue en el mes de febrero, unas semanas después de la excursión a la Alpujarra en el Año Nuevo de 1926. A los ilustres viajeros les atraían todos los pueblos de la comarca, en particular La Calahorra, Guadix y Purullena. “Un día inolvidable”, escribe entusiasmado Federico a su hermano Francisco unas semanas más tarde.
La segunda visita, en enero de 1928, se centró en Guadix y Purullena. Falla había sido alertado del mal estado de un valioso clavicémbalo, de los primeros que se construyeron en España, que se hallaba abandonado en un sótano de la Catedral de Guadix.
“El castillo [de La Calahorra] del renacimiento con el fondo de Sierra Nevada es maravilloso. Su constructor, el marqués de Zenete, estuvo a punto de casarse con Lucrecia Borgia. A la vuelta pasamos por la episcopal y melancólica ciudad de Guadix. Falla estaba entusiasmado. Al pasar por la calle de Santa María de la Cabeza, del más puro estilo español, vimos ¡casi intacta!, ¡¡la casa del Zagal!!, de raza morisca. España es inagotable a pesar de los norteamericanos que se la están llevando poco a poco”. Unos días más tarde reitera su emoción a Melchor Fernández Almagro y le envía una foto del castillo de La Calahorra. “Estuvimos en La Calahorra. Ahí te mando esa espléndida foto del castillo”, escribe.
Durante la visita, Falla llegó a interpretar un fragmento de una versión para piano de El corregidor y la molinera, la farsa mímica compuesta diez años antes (entre 1916 y 1917) con guion de Gregorio Martínez Sierra basada en la novela de Pedro Antonio de Alarcón (Guadix, 1833-Madrid, 1891) El sombrero de tres picos: “Pasado mañana vamos al molino del Corregidor y la Molinera situado en Guadix, donde nuestro Falla tocará al piano la partitura. Será una fiesta divertida”, escribe al poeta Gerardo Diego.
La expedición estuvo encabezada por Federico y Falla junto a dos de los amigos que los acompañaron en la visita a la Alpujarra, José Manuel Segura y Antonio Luna. A ellos se unió el jurista y político Manuel Torres López y el abogado y luego catedrático Alfonso García-Valdecasas. Los seis amigos viajaron a bordo del Fiat de la familia García Lorca.
El primer objetivo fue el castillo de La Calahorra, una majestuosa construcción pionera de la arquitectura militar española edificada sobre otra anterior árabe entre 1509 y 1512. El castillo corona, a una altitud de 1.250 metros, una colina del antiguo marquesado del Cenete. Antonio Luna fotografió a los excursionistas en el patio interior de la fortaleza.
La segunda visita, en enero de 1928, se centró en Guadix y Purullena. Falla había sido alertado del mal estado de un valioso clavicémbalo, de los primeros que se construyeron en España, que se hallaba abandonado en un sótano de la Catedral de Guadix.
Luego visitaron los restos de la casa de El Zagal, el penúltimo rey de la dinastía nazarí de Granada. El último tramo de la visita, ya camino de Granada, fue Purullena y el entorno de las cuevas donde volvieron a posar para Antonio Luna.
Falla, según una crónica periodística de la época, había recibido de una editorial alemana el encargo de escribir un artículo sobre los clavecinistas españoles. Así descubrió la existencia del clavicémbalo de Guadix, uno de los “primeros que se construyeron”, que se hallaba arrumbado y con graves desperfectos en una dependencia de la Catedral. El instrumento había sido confeccionado en 1737 en el taller de Francisco Pérez Mirabel, de Sevilla. Falla no dudó en viajar a Guadix y verificar el estado de la soberbia pieza. Según la documentación, el instrumento costó en su día 200 ducados. Falla lo calificó como un “ejemplar único” y recomendó su custodia a un deán de la Catedral de Guadix.
El interés de Manuel de Falla por el clavecín de Guadix tiene un fundamento ligado a su propia obra. En 1926, el año de la primera visita al entorno de Guadix, el compositor había acabado una de sus composiciones fundamentales y su último trabajo a gran escala: El concierto para clave solista y una orquesta de cámara formada por cinco instrumentos (flauta, oboe, clarinete, violín y violonchelo). A pesar de la escasa duración de la obra, unos diez minutos, Falla invirtió cuatro años en su composición (de 1923 a 1926). Fue compuesto para Wanda Landowska, dedicataria de la obra. Landowka actuó como solista el día del estreno en Barcelona el 5 de noviembre de 1926. En los meses siguientes el Concerto, como es conocido, fue interpretado en Nueva York y Boston.
El clavecín que encontraron Falla, García Lorca y los restantes compañeros de excursión en la Catedral de Guadix desapareció, según la versión de las actuales autoridades eclesiásticas, durante la Guerra Civil.
Juan Aparicio, el periodista local que unos años después se convertiría en el ideólogo de la prensa durante el franquismo, escribió una peculiar crónica para La Gaceta Literaria del viaje por Guadix. Se puede afirmar que fue el primer escritor que reconoció el valor turístico de la comarca: “Federico hizo la postrera anagnórisis del Barrio de las Cuevas—oh, ah, eh—, incluyéndolo ya para siempre en el circuito de turismo recomendable a forasteros visitadores; llegó hasta prometer, para el verano próximo, una temporada de medio mes de vida troglodita, de casi probables cuadros, cuyos cueveros -que él cree entusiasmarían y entusiasmarán a Salvador Dalí”. “Federico”, prosigue, “hizo brotar el chorro de su presioso, de su grasioso, de su estupendo surtido de imágenes de bonitas metáforas, recién acuñadas. Los malabareó ante un clavicémbalo, rosa, oro –rococó- del siglo XVIII frente a una reja repujada, junto a una luz naranja”. De Guadix se llevó, subraya el periodista, “media docena de roscos de vino y un verso para un posible poema: `El sol que se va y los niños que lo persiguen por las paredes”.
Barrio de las Cuevas de Guadix.
La ciudad de Guadix fue plenamente consciente de la importancia de la visita de Manuel de Falla y de su trascendencia como compositor. El 28 de febrero de 1927 el Ayuntamiento accitano se unió a los homenajes que el maestro gaditano recibió de las ciudades vinculadas a su vida y obra. Falla recibió ese día el título de hijo adoptivo de Guadix. Dos días antes, el Ayuntamiento de Granada le había entregado el mismo nombramiento, según consta en un pergamino iluminado confeccionado por Hermenegildo Lanz. Un año antes Sevilla lo había reconocido como hijo adoptivo y Cádiz como predilecto.
El maestro Falla encuentra un curioso instrumento
Hace muy pocos días, el ilustre Maestro don Manuel de Falla estuvo en Guadix, acompañado de varias personalidades granadinas.
El objeto de su viaje era examinar un valiosísimo instrumento de música hallado en el sótano de aquella catedral.
El maestro Falla había recibido encargo de una casa alemana del envío de notas para componer un artículo sobre los clavecinistas españoles.
El instrumento hallado es un clavicémbalo, de los primeros que se construyeron.
Se hallaba abandonado en un sótano.
Según los documentos encontrados en el archivo, el instrumento costó 200 ducados y, considerándolo de gran valor, se acordó que estuviese bajo la custodia del deán.
Tiene la siguiente inscripción: Franciscus Pérez Mirabel. Civitates hispalense. Año 1737.
El maestro Falla lo clasifica como un curioso ejemplar de clavicémbalo o esquineta [sic], único en España.
(Anónimo. El Defensor de Granada, 26 enero de 1928).
(El maestro Falla encuentra un curioso instrumento)- Juan Aparicio. García Lorca en Guadix. La Gaceta Literaria, 15 de febrero de 1928.
- Federico García Lorca. Obras Completas I y IV. RBA-Instituto Cervantes. Madrid, 2006.
- http://padeaya.blogspot.com/2015/11/garcia-lorca-en-guadix.html
- Lugar Lorquiano
- Guadix, La Calahorra y Purullena
- Lugar actual
- Guadix, La Calahorra y Purullena
- Web
- http://www.turgranada.es/municipio/guadix/