La familia Lorca residió los veranos en Lanjarón al menos desde 1924. El pretexto era que la madre, Vicenta Lorca, acudía tomar las aguas para aliviar un mal hepático.
La familia García Lorca fue asidua a los veraneos en Lanjarón. Federico García Rodríguez y los hermanos Federico, Francisco, Concha e Isabel acompañaron a partir de 1924 y hasta 1935 a la madre, Vicenta Lorca Romero, afectada por cólicos hepáticos, al Hotel España, el más lujoso de todos los alojamientos de la Alpujarra, con el propósito de tomar las aguas en el Balneario de Lanjarón y aliviar su dolencia.
Convirtieron las estancias estivales de dos semanas en la localidad que abría “las puertas de la Alpujarra” en un hábito festivo y saludable que les permitió conocer el pueblo y sus parajes pintorescos y adentrarse poco a poco en la comarca agreste y fascinante. Lorca aprovechaba el sosiego de Lanjarón para escribir poemas y contestar a las numerosas cartas de amigos a quienes recomendaba encarecidamente las virtudes de la comarca.
Federico también escribió en el hotel algunos de sus poemas más conocidos. La obra vinculada con Lanjarón incluye al menos dos composiciones del Romancero gitano (en el que llevaba trabajando desde 1924 pero que no apareció publicado hasta 1928 en Revista de Occidente), las tituladas Reyerta o Reyerta de mozos, según las diferentes versiones, y La casada infiel, poema supuestamente inspirado en un caso real que conoció en la Alpujarra. Además, firmó numerosos dibujos pertenecientes a una colección para el crítico de arte catalán Sebastián Gasch, amigo de Dalí y colaborador de la revista L´Amics de les Arts. Mucha de la correspondencia lleva el membrete del hotel en el que consta como propietario Bernabé Pagés Hernández y como director Francisco Álvarez.
«En los hoteles se juega a las prendas, las señoras leen Pequeñeces, de Coloma, y nadie mira los montes, prodigiosos de reflejos marinos.»
Isabel García Lorca ha descrito en sus memorias la rutina de las vacaciones alpujarreñas. La familia, tras acompañar a la madre al balneario, solía regresar al hotel a desayunar unos “buñuelos memorables”, los “mejores que he comido en mi vida”. Don Federico permanecía en el hotel leyendo la prensa. Luego, vuelta al balneario y tras la comida excursiones por los alrededores, las más largas en recuas de burros.
En una postal fechada en julio de 1926 dirigida a Antonio de Luna (publicada por el investigador Juan González Blasco) Lorca recrea el ambiente del establecimiento: “Lanjarón está delicioso de paisaje y de luz si no estuviera lejos del mar. Veo las brumas salinas y me pongo triste porque es lo mismo que ver un árbol lleno de fruta inaccesible. De todas maneras, el castañar tiene un estilo originalísimo. En los hoteles se juega a las prendas, las señoras leen Pequeñeces, de Coloma, y nadie mira los montes, prodigiosos de reflejos marinos. Todo está como regido por una monja. Para salvar el balneario habría que organizar la revolución de las mujeres destocadas. Adiós. Un abrazo de Federico (Hotel España)”.
Ian Gibson desveló un posible amor juvenil entre el poeta en ciernes (en realidad más músico que poeta), de 18 años, y una muchacha de catorce años llamada María Luisa Natera Ladrón de Guevara, en el verano de 1917 en el Hotel España. El único testimonio, sin embargo, es el de una hija de la joven pretendiente que se apoya, a la vez, en una serie de cartas que han desaparecido. Ese verano, además, coincidió con uno de los viajes de estudios por Castilla con su profesor de Letras Martín Domínguez Berrueta. María Luisa, según esta versión, pudo ser la destinataria del poema en prosa que lleva por título El poema de mis recuerdos, datado un año después, en 1917: “Tu corazón fue mío, pero como una estrella loca de verano”.
Entre los personajes más curiosos que Federico conoció en las veladas del Hotel España figura la “suntuosa Leonarda”, una mujer “aún joven, grande, más bien gruesa y bellísima” residente en El Limonar de Málaga. “Ella no bailaba y se sentaba al piano para hablar con Federico. Una noche se escabulló y esta Leonarda lo llamó a voces”, recuerda Isabel.
A Federico se le atribuye haber ideado, sin saberlo, el lema que con el tiempo las agencias y los promotores de turismo han convertido en el gancho para atraer turistas al pueblo: “Lanjarón, la puerta de la Alpujarra”. En una tarjeta postal dirigida a Sebastián Gasch, que reproduce una panorámica parcial del pueblo, fechada el 20 de agosto de 1927, escribe: “Querido amigo: Estoy en Lanjarón, situado en Sierra Nevada y a la puerta Las Alpujarras. Desde aquí le mando un cariñoso recuerdo. Como ve por la postal, el pueblo tiene la extraña fisonomía de una cosa chica. Me parece que aquí podré trabajar”. En parte superior izquierda de la postal, encima de los picos de las montañas, Federico ha escrito la palabra “mar”. ¿Llegaría a vislumbrar por encima de las cumbres el espejismo del Mediterráneo?
Federico García Lorca durante un paseo por la Alpujarra. / Foto: Fundación FGL
Suntuosa Leonarda.
Carne pontifical y traje blanco,
en las barandas de Villa Leonarda.
Expuesta a los tranvías y a los barcos.
Negros torsos bañistas oscurecen
la ribera del mar. Oscilando
-concha y loto a la vez-
viene tu culo
de Ceres en retórica de mármol
(Canciones, 1921-1924)
(Suntuosa Leonarda)En la mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.
Una dura luz de naipe
recorta en el agrio verde,
caballos enfurecidos
y perfiles de jinetes.
En la copa de un olivo
lloran dos viejas mujeres.
El toro de la reyerta
se sube por las paredes.
Ángeles negros traían
pañuelos y agua de nieve.
Ángeles con grandes alas
de navajas de Albacete.
Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente,
su cuerpo lleno de lirios
y una granada en las sienes.
Ahora monta cruz de fuego,
carretera de la muerte.
*
El juez, con guardia civil,
por los olivares viene.
Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente.
Señores guardias civiles:
aquí pasó lo de siempre.
Han muerto cuatro romanos
y cinco cartagineses.
*
La tarde loca de higueras
y de rumores calientes
cae desmayada en los muslos
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire del poniente.
Ángeles de largas trenzas
y corazones de aceite.
- Adoración Elvira Rodríguez y Fernando Rubio Muñoz. Lorca en el país de ninguna parte (Lanjarón-Alpujarra). 2017.
- Arredondo Valenzuela M. García Lorca en Lanjarón. Un poeta y un paisaje, incluido en Lanjarón, paisajes del agua. Balneario de Lanjarón, 1999.
- Federico García Lorca. Obras Completas I y IV. RBA-Instituto Cervantes. Madrid, 2006.
- Isabel García Lorca. Recuerdos míos. Tusquets. Barcelona, 2002.
- Ian Gibson. Lorca y el mundo gay. Planeta. Barcelona, 2009.
- Juan González Blasco. Órgiva. Hitos de su historia. Volumen II. Editorial Hermanos Gallego Hódar. Órgiva, 2001.
- Lugar Lorquiano
- Hotel España de Lanjarón
- Lugar actual
- Hotel España de Lanjarón
- Dirección
- Avenida de la Alpujarra, 42
- Web
- http://www.hotelespanalanjaron.es/
- Teléfono
- 958 771 386
- reservas@hotelespanalanjaron.es
- Datos de la Visita
El hotel está abierto todo el año ininterrumpidamente y facilita la visita a la habitación que ocupó Lorca.