Mirador que corona el Albaicín donde estuvo previsto celebrar el Concurso de Cante Jondo de 1922 y cuyas vistas inspiraron diversos escritos lorquianos.
El conjunto que forman la iglesia de San Nicolás, el aljibe y la plazoleta con su imponente mirador definen la relación de belleza y armonía del barrio del Albaicín, la Alhambra, el valle del Darro, la ciudad antigua y el horizonte de la Vega.
La iglesia que da nombre al entorno consta de una sola nave dividida por arcos de nueva construcción ya que la original fue destruida por un incendio intencionado en 1932. La traza original la compuso en 1535 Rodrigo Hernández.
El aljibe, por su lado, es una construcción cristiana hecha sobre una anterior musulmana. La cisterna es rectangular y está cubierta por una bóveda de medio punto.
Frente a la entrada de la iglesia, que ha sufrido múltiples abandonos en época reciente hasta ser recuperada, se abre el mirador más famoso del barrio declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.
El mirador de San Nicolás fue un elemento de inspiración para Federico. José Mora Guarnido culpa del escaso interés de Lorca por los estudios a las excursiones que emprendía por el Albaicín y a las largas paradas para contemplar la Alhambra.
Los tres elementos patrimoniales que definen el lugar están vinculados a García Lorca, en particular a sus años estudiantiles, y a sus primeras composiciones. José Mora Guarnido culpa del escaso interés de Federico por los estudios a las excursiones que emprendía por el Albaicín y a las largas paradas en San Nicolás. “Nuestro espíritu se resistía a marchar encauzado (…) y nos escapábamos a la Alhambra, las noches de luna nos íbamos al Albaicín a contemplarla desde la plazoleta de San Nicolás y nos quedábamos hasta el amanecer, que era más grato leer a Rubén Darío o a Lope”. A partir de 1920, una vez que Falla fijó su residencia en un carmen de la Alhambra, los excursionistas incluían al compositor en sus escapadas albaicineras.
La relación visual entre el Albaicín y la Alhambra, necesarias para la compresión mutua, vertebra una de las primeras prosas del García Lorca anterior a la publicación de su primer libro. La Fantasía simbólica, publicada en 1917 en el boletín del Centro Artístico, confronta ambas colinas: “Desde los cubos de la Alhambra se ve el Albaicín con los patios, con galerías antiguas por las que pasan monjas (…). Es algo misterioso que atrae y fascina la visión del Albaicín desde la fortaleza y palacio de la media noche. Y el panorama, con ser tan espléndido y extraño y tener esas voces potentes de romanticismo, no es lo que fascina. Lo que fascina es el sonido. Podría decirse que suenan todas las cosas… Que suena la luz, que suena el color, que suenan las formas (…). Cada hora del día tiene un sonido distinto. Son sinfonías de sonidos dulces lo que se oyen”.
Basta con asomarse al mirador y contemplar la Alhambra, o avizorar el Albaicín desde la plaza de los Aljibes, para experimentar esa sensación múltiple descrita por Lorca.
En ese mismo texto, Lorca dedica un capítulo titulado Canéfora de pesadilla, a describir el barrio, primitivo asentamiento de Granada.
Muchos años después, durante su visita a Argentina, Lorca revivió aquella visión de la Granada juvenil con una conferencia titulada Cómo canta una ciudad de noviembre en noviembre. Se trata de un recorrido sensual por la ciudad a través de las canciones populares. La pronunció en Buenos Aires el 26 de octubre de 1933. “Nos vamos acercando con los oídos y el olfato y la primera sensación que tenemos es un olor a juncia, hierbabuena, a mundo vegetal suavemente aplastado por las patas de mulos y caballos y bueyes que van y vienen en todas las direcciones por la vega. En seguida el ritmo del agua. Pero no un agua loca que va donde quiere. Agua con ritmo y no con rumor, agua medida, justa, siguiendo un cauce geométrico y acompasada en una obra de regadío. Agua que riega y canta aquí abajo y agua que sufre y gime llena de diminutos violines blancos allá en el Generalife”.
Manuel de Falla, como impulsor y alma del concurso de cante, intercambió en los meses previos con su amigo el pintor Ignacio Zuloaga, varias tarjetas postales de la iglesia y el aljibe de San Nicolás, que se conservan en el Archivo Manuel de Falla, con idea de precisar gráficamente el espacio elegido para celebrar el certamen.
En 1932 Falla volvió a enviar diferentes fotos del templo, pero ahora con otro motivo bien distinto: mostrar su desdén por las algaradas populares que terminaron con el incendio de varias iglesias, entre ellas la de San Nicolás. Falla, que mostró su satisfacción por el modo pacífico con que se produjo la proclamación de la República, reaccionó con dureza cuando se produjeron los incidentes. Mandó un telegrama de repulsa en mayo de 1932 al presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora: “Grupos no numerosos han estado dos días cometiendo en la ciudad toda clase de sacrilegios, atropellos a domicilios religiosos e insultos a las personas”.
A Fernando de los Ríos, amigo y ministro de Instrucción Pública le informó: “Los sucesos han dejado, entre otros sedimentos, una impresión de desamparo”. Y unas semanas después, también a Fernando de los Ríos: “Anoche mismo, a pesar de las preocupaciones por fin adoptadas, la iglesia de San Nicolás seguía ardiendo hasta su destrucción, mientras alguien volteaba desvergonzadamente las campanas”.
Iglesia de San Nicolás en los años veinte, en tarjeta enviada por Manuel de Falla a Ignacio Zuloaga. / Foto: Archivo Manuel de Falla
La plaza de san Nicolás fue el primer escenario elegido por Manuel de Falla, Lorca y Zuloaga para celebrar el Concurso de Cante Jondo de 1922, organizado por el Centro Artístico. De hecho, así consta en todos los programas y carteles impresos. Sin embargo, apenas una semana antes de la celebración, los organizadores decidieron cambiar el emplazamiento a causa de las dificultades de acceso y, sobre todo, del escaso aforo y la gran asistencia que se esperaba. La alternativa era lógica y consecutiva: la plaza de los Aljibes de la Alhambra que está junto enfrente del mirador y que en los años veinte llegaba prácticamente al borde la alcazaba.
¿Por qué se ha de emplear siempre la vista y no el olfato o el gusto para estudiar una ciudad? El alfajor y la torta alajú y el mantecado de Laujar dicen tanto de Granada como el alicatado o el arco morisco; y el mazapán de Toledo con su monstruoso ropaje de ciruelas y perlas de anís, inventado por un cocinero de Carlos V, expresa el germanismo del emperador con más agudeza que su roja barbilla. Mientras que una catedral permanece clavada en su época, desmoronando su perfil, eterna sin poder dar un paso al día próximo, una canción salta de pronto de su época a la nuestra, viva y temblorosa como una rana, con su alegría o su melancolía recientes, verificando idéntico prodigio que la semilla que florece al salir de la tumba del Faraón. Así pues, vamos a oír la ciudad de Granada.
Granada tiene dos ríos, ochenta campanarios, cuatro mil acequias, cincuenta fuentes, mil y un surtidores y cien mil habitantes. Tiene una fábrica de hacer guitarras y bandurrias, una tienda donde venden pianos y acordeones y armónicas y sobre todo tambores. Tiene dos paseos para cantar, el Salón y la Alhambra, y uno para llorar, la Alameda de los Tristes, verdadero vértice de todo el romanticismo europeo, y tiene una legión de pirotécnicos que construyen torres de ruido con un arte gemelo al Patio de los Leones, que han de irritar al agua cuadrada de los estanques.
(Cómo canta una ciudad de noviembre a noviembre)- Federico García Lorca. Granada, paraíso cerrado y otras páginas granadinas. Edición de Enrique Martínez López. Miguel Sánchez editor. Granada, 1971.
- Francisco García Lorca. Federico y su mundo. Alianza Tres, 1990.
- José Mora Guarnido. Federico García Lorca y su mundo. Losada. Buenos Aires, 1958.
- Manuel Titos Martínez. Las circunstancias políticas en la vida de Manuel de Falla, en Falla, Noche en los confines de España. Diputación de Granada 2017.
- Lugar Lorquiano
- Mirador de San Nicolás
- Lugar actual
- Mirador de San Nicolás
- Dirección
- Plaza de San Nicolás
- Datos de la Visita
Espacio público de libre acceso.