Lugar abierto donde según varios investigadores fueron ejecutados y enterrados Federico y sus compañeros de pelotón, la madrugada del 17 o 18 de agosto de 1936.
A unos cientos de metros pasado el Parque García Lorca, a la izquierda y en dirección a Víznar, frente a la granja Pepino, la única construcción existente en ese lado de la carretera, se localizan Los Llanos de Corbera (el lugar de instrucción de las tropas del sector de Víznar al comienzo de la sublevación de 1936) y, sobre ellos, el Peñón del Colorado, que de estos dos modos ha sido identificada la zona.
Varios testimonios coinciden en exculpar a Falange y en echar sobre la CEDA (Confederación Autónomas de Derechas Españolas, el partido de Ramón Ruiz Alonso, la persona que detuvo a Federico) la responsabilidad del fusilamiento de García Lorca.
Allí, en un lugar no precisado, y según varios investigadores y testigos, fueron ejecutados y enterrados Federico García Lorca y sus compañeros de pelotón, la madrugada del 17 o 18 de agosto de 1936. La tesis de los Llanos de Corbera ha sido respaldada en sendos libros por dos prohombres vinculados directa o familiarmente con el bando sublevado y, en concreto, al partido de Primo de Rivera: el periodista de Falange Eduardo Molina Fajardo (director del diario Patria de Granada, adscrito a la llamada Prensa del Movimiento y autor de Los últimos días García Lorca, de 1973) y el general José María Nestares, miembro de Falange desde 1935, a través de las “memorias” redactadas por su hijo, el también militar Fernando Nestares García-Trevijano.
Hay otro nexo entre ambas teorías: las supuestas Memorias del general Nestares, escritas por su hijo décadas después de la muerte de su padre, fueron transcritas por Federico Molina Fajardo, hijo del periodista de Falange mencionado. Ambos testimonios coinciden en exculpar a Falange y en echar sobre la CEDA (Confederación Autónomas de Derechas Españolas, el partido de Ramón Ruiz Alonso, la persona que detuvo a Federico) la responsabilidad del fusilamiento de García Lorca.
La teoría expuesta por ambos fue asumida también a grandes rasgos por el investigador Miguel Caballero, promotor de las dos últimas búsquedas del cuerpo de Lorca en la zona del Peñón del Colorado y los Llanos de Corbera con resultado infructuoso en 2014 y 2016 y autor de Las últimas trece horas de García Lorca.
En las imágenes incluidas en el libro de las “memorias” del general José María Nestares se subraya mediante numerosas fotografías el valor sentimental y político que tuvieron los Llanos de Corbera durante los primeros meses de la guerra, en especial para los falangistas. En los comienzos de la contienda pasaron, entre otros, por el campo de instrucción el general del ejército del Sur Gonzalo Queipo de Llano, Mercedes Sanz Bachiller, delegada de Auxilio Social, Pilar Primo de Rivera o el jefe de Falange en Andalucía Sancho Dávila.
Según los diversos testimonios reunidos en ambos libros, Lorca llegó a Viznar “con su propio piquete de fusilamiento”, lo que da pie a la subsiguiente afirmación de un tal Pedro Cuesta, alcalde de Pulianas y colaborador de Nestares: “No, allí no hubo falangista alguno. Allí fueron los guardias de asalto y aquellos extraños hombres que llegaron, que se comentaban que eran de la CEDA y sobre quienes formaron el piquete (…). Los mismos que se lo llevaron”. Nestares transmitió a su hijo que Lorca fue fusilado el día 18 de agosto pues esa jornada “salió muy temprano de Víznar para llevar a cabo una operación en el Cerro de los Pollos, y recorriendo el camino de Víznar-Alfacar, y cercano al campo de instrucción, casi enfrente del cortijo El Pepino, tuvo la oportunidad de ver cómo se estaban llevando los trabajos de enterramiento”.
Miguel Caballero, por su lado, insiste en la teoría de Molina Fajardo y los Nestares. Caballero, para escribir su libro Las trece últimas horas de García Lorca, cribó numerosos testimonios y solo dio crédito a las siguientes: “Son los del propio José María Nestares, capitán de la primera bandera de Falange en la zona; su propio hijo, Fernando Nestares, que llevó a Molina Fajardo al emplazamiento de la fosa; Joaquín Espigares Díaz, agricultor de Víznar y jefe de centuria de Falange a las órdenes de Nestares; el del alcalde falangista de Pulianas, Pedro Cuesta Hernández, que custodiaba el centro de detención de La Colonia, donde pasó Lorca sus últimas horas antes de ser llevado a fusilar”, y el de un masón identificado por Molina Fajardo como A.M. de F., que estuvo detenido allí y dio una versión muy detallada de todo lo que pasó. Estas cinco personas, alega, vivían en sitios distintos, no se conocían de nada y sus declaraciones, que fueron tomadas en épocas distintas, son coincidentes. En el piquete de fusilamiento no había elementos falangistas. Estuvo compuesto, según Caballero, “por nueves guardias cuya filiación es la siguiente: Ajenjo Moreno, Benavides Benavides, Salvador Baro Leyva, El Salvaorillo; Jiménez Cascales, seleccionado por su fama de “tirador certero”; Fernando Correa Carrasco, Hernández Martín, Rodríguez García y Hernández Jiménez”.
Caballero tampoco cree que Lorca fuera fusilado exclusivamente por motivos políticos ni por su homosexualidad. Avala más bien como causa las rencillas familiares y las disputas por las tierras de Fuente Vaqueros y Valderrubio, tal como expuso en su libro La verdad sobre el asesinato de García Lorca.
Según la teoría de Caballero, los cadáveres fueron enterrado en unos antiguos pozos de agua en la zona de entrenamiento militar. Las dos excavaciones respaldadas por él, en 2014 y 2016, no arrojaron ningún resultado.
La primera búsqueda infructuosa del cuerpo de Federico García Lorca en los Llanos de Corbera se llevó a cabo en el mes de noviembre de 2014 a propuesta de la asociación Regreso con Honor siguiendo las indicaciones de Miguel Caballero que, tres años antes, había publicado Las trece últimas horas de García Lorca, y bajo la dirección científica del arqueólogo Javier Navarro de la Universidad de Zaragoza. La excavación, como la anterior de 2009, fue sufragada por la Junta de Andalucía.
Durante la primera fase de excavación, que duró diez días, la pala removió la tierra en el mismo lugar donde se intentó construir un campo de fútbol, pero al llegar a los pozos donde, según todos los indicios han existido fosas, no apareció nada. “Las sucesivas intervenciones sobre el terreno, el campo de fútbol y un circuito de motocross, han removido mucho previamente el terreno. Los pozos son los que los testigos apuntaban, el resto del camino blanco también, pero no están”, admitió Miguel Caballero.
La segunda intentona por localizar los cuerpos por parte del equipo de Miguel Caballero y el arqueólogo Javier Navarro se acometió en 2016 con un resultado semejante.
En esta fase, que comenzó en septiembre y acabó un mes después, se removieron 1.347 metros cuadrados de superficie y se extrajeron 4.620 metros cúbicos de tierra. Los únicos indicios encontrados fueron un fragmento del blindaje de un proyectil Máuser y un casquillo Mosin-Nagant que, aunque podrían ser compatibles con las armas y proyectiles usados en la Guerra Civil, no fueron usados para fusilar a Lorca.
La intervención, que supuso 17.000 euros, fue patrocinada económicamente por un mecenas de Eibar, José Ignacio Olave, amigo de Caballero. Aunque no encontró restos humanos, Caballero proclamó que había dado con las tumbas aunque los cuerpos fueron exhumados tras su enterramiento.
El intento fallido de construir en 2008 un campo de fútbol en Alfacar a un kilómetro del Barranco de Víznar, donde fueron asesinadas miles de personas, sólo sirvió para remover toneladas de tierra y piedras y alterar para siempre una gran lengua de tierra limítrofe con Víznar.
La Agencia del Medio Ambiente, de la Junta de Andalucía, cedió los terrenos; el Ayuntamiento de Alfacar promovió la intervención; las consejerías de Obras Públicas y Medio Ambiente respaldaron la obra y, en fin, el Área de Bienestar Social de la Diputación financió un tercio de la operación.
El Alfacar jugaba entonces en primera regional.
La intervención de Isabel García Lorca, que escribió personalmente al presidente de la Junta y al arzobispo de Granada exigiendo el fin de la obra, consiguió frenar el despropósito si bien la zona no volvió a recuperar nunca su aspecto original.
Prado mortal de lunas
y sangre bajo tierra.
Prado de sangre vieja.
Luz de ayer y mañana.
Cielo mortal de hierba.
Luz y noche de arena.
Me encontré con la muerte.
Prado mortal de tierra.
Una muerte pequeña.
El perro en el tejado.
Sola mi mano izquierda
atravesaba montes sin fin
de flores secas.
Catedral de ceniza.
Luz y noche de arena.
Una muerte pequeña.
Una muerte y yo un hombre.
Un hombre solo, y ella
una muerte pequeña.
Prado mortal de luna.
La nieve gime y tiembla
por detrás de la puerta.
Un hombre, ¿y qué? Lo dicho.
Un hombre solo y ella.
Prado, amor, luz y arena.
- Miguel Caballero. Las últimas trece horas de García Lorca. La Esfera de los Libros, 2011.
- Alejandro V. García. “Polémica construcción de un campo de fútbol cerca de la tumba de García Lorca”. El País, 8 de octubre de 1998.
- Ian Gibson. De Nueva York a Fuente Granada. Grijalbo. Barcelona, 1987.
- Gabriel Pozo. Lorca, el último paseo. Ultramarina. Granada, 2009
- Federico Molina Fajardo. García Lorca y Víznar. Memorias del general Nestares. Ultramarina. Granada, 2012.
- Jesús Ruiz Mantilla. “La última búsqueda de Lorca termina sin resultados”. El País, 22 de octubre de 2016.
- Lugar Lorquiano
- Peñón del Colorado
- Lugar actual
- Peñón del Colorado
- Dirección
- Carretera de Víznar a Alfacar (GR-3101)
- Datos de la Visita
Paraje de libre acceso.
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