Se trata de un libro de poemas (casi un centenar) titulado en su primera edición Canciones (1921-1924) y luego Canciones. Consta de once agrupaciones de poemas con su título correspondiente: Teorías, Nocturnos de la ventana, Canciones para niños, Andaluzas, Tres retratos con sombra, Juegos, Canciones de luna, Eros con bastón. 1925, Trasmundo, Amor. Con alas y flechas y Canciones para terminar.
Los temas que subyacen bajo las canciones son los mismos de toda su poesía: la infancia perdida, el paso del tiempo, la muerte, el dolor del amor… Sin embargo, en estos textos son más manifiestos el juego y el humor propios de la vanguardia que conoció en la Residencia de Estudiantes.
Son composiciones breves que responden en muchos casos a estructuras de la poesía o la canción popular. El idioma aparece aniñado con el uso del diminutivo y, en general, hay un intento de huida del poema intimista y subjetivo, así como del poema narrativo. Se nota la búsqueda de objetivación y la huida del tono sentimental. Los elementos de la Naturaleza aparecen de nuevo en estos poemas, pero protagonizándolos, o personificados: “Un brazo de la noche / entra por mi ventana.”
Aunque escritas entre 1921 y 1923, no fueron publicadas hasta 1927, en una edición de la revista Litoral, Primer suplemento, en la Imprenta Sur de Málaga. Se terminó de imprimir, según reza en su colofón, el 17 de mayo de 1927. En la portada de la primera edición aparece como Canciones (1921-1924). En 1929 hubo una segunda edición en Madrid, editorial de la Revista de Occidente. Las ediciones modernas más importantes están en: Obras Completas de Guillermo de Torre, en Losada. Obras Completas de Arturo del Hoyo, Aguilar, y Obras Completas de García Posada, Akal
Uno de los poemas del libro, Canción del jinete, salió anticipadamente en el Boletín del Centro Artístico de Granada en 1924. Muy pocos más fueron publicados antes en revistas. Las excepciones fueron Arbolé, arbolé, que salió en la revista España en 1923 y en El Estudiante en 1926, y El niño mudo, dedicado a Zenobia Camprubí, que apareció en Verso y Prosa en 1927.
Las composiciones fueron escritas entre la Residencia de Estudiantes y Granada, en concreto durante en los veranos pasados en la casa familiar de Asquerosa (Valderrubio). Numerosos poemas están dedicados explícita o implícitamente a los compañeros de Residencia, contienen guiños humorísticos a algunos de ellos y reflejan la influencia de la vanguardia… En esta época estaba muy influido por Dalí, aunque el pintor le criticó su falta de modernidad.
La presencia del entorno campesino de Asquerosa se hace notar especialmente en algunas canciones: “Mi sombra va silenciosa / por el agua de la acequia” (Debussy); “niño, / ¡que te vas a caer al río!” (Narciso); “en el soto, / los alamillos bailan / uno con otro.” Hay un poema dedicado a “Irene García. Criada” y recreaciones de los juegos y las canciones infantiles.
Federico estuvo mucho tiempo empeñado en publicar al mismo tiempo sus tres libros terminados: Suites, Canciones y Poema del cante jondo. Emilio Prados consiguió que Lorca le dejara los tres libros de poemas para publicarlos, pero un incidente tipográfico dio al traste con el proyecto. Las erratas contenidas en una colaboración para el primer número hicieron que Lorca se indignara y le reprochara a Prados no haberle pasado las pruebas antes de la publicación. Prados devolvió los manuscritos a Federico junto a una copia mecanografiada e insistió en que los corrigiera. Le pidió también publicar el Romancero, pero Federico lo quiso, una vez más, retrasar.
Las críticas fueron excelentes. Tras la publicación de Canciones, sale una reseña en El Sol de Esteban Salazar Chapela que elogia el libro subrayando su equilibrio entre lo moderno y lo tradicional. El 31 de julio de 1927 en El Sol se publica De una generación y su poeta de Ricardo Baeza, donde se dice: “[…] esta generación nos ofrece una cosecha de poetas tan inteligentes como los Sres. Alberti, Salinas, Guillén, De Diego, De la Torre, Espina, etc., y entre ellos un verdadero gran poeta, D. Federico García Lorca, que, al parecer, pasados ya a la historia don Antonio Machado y el Sr. Jiménez, se nos anuncia como el primer lírico español contemporáneo”.
Durante el verano de 1927 empiezan a aparecer también las críticas a Mariana Pineda que se acababa de estrenar el 24 de junio en Barcelona. Las reseñas aparecidas en prensa eran muy importantes para García Lorca, porque, como alguna vez confiesa por carta a Salazar, de ellas dependía que su familia considerase su carrera como escritor y lo dejase en paz en cuanto a lo de buscarse un camino “oficial”.
En la luna negra
de los bandoleros,
cantan las espuelas.
Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?
…Las duras espuelas
del bandido inmóvil
que perdió las riendas.
Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!
En la luna negra,
sangraba el costado
de Sierra Morena.
Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?
La noche espolea
sus negros ijares
clavándose estrellas.
Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!
En la luna negra,
¡un grito! y el cuerno
largo de la hoguera.
Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?