Diván del Tamarit (diván es un conjunto de poemas en árabe y Tamarit es un homenaje a la Huerta del tío de Lorca) se compone de dos bloques de poemas, las “Gacelas” y las “Casidas”. Ambos nombres aluden a dos tipos de estrofas de origen árabe, pero la estructura de los poemas no guarda relación alguna con estas.
Tanto las once gacelas como las nueve casidas que forman el libro están numeradas con números romanos (excepto las primeras que llevan el numeral ordinal) seguidas de un complemento del nombre a modo de título.
Son poemas de amor y muerte. Poemas de amor, erotismo y dolor las gacelas. Poemas de muerte las casidas. En estas últimas aparecen los elementos personificados y las metáforas de la muerte y del dolor que atraviesan toda la obra lorquiana: el pozo, el niño herido por el agua, el llanto personificado, la muchacha ahogada… Los versos se van adelgazando hasta llegar de nuevo a la infancia, al eco del folclore infantil, al niño que pregunta por su sepultura.
En las gacelas aún encontramos la presencia del amor, aunque solo sea en forma de deseo, recuerdo o sueño. En las casidas esta presencia ha desaparecido y solo queda un paisaje de ahogados, llanto y muerte.
El libro estaba terminado en 1934. La Universidad de Granada, por medio de Antonio Gallego Burín, entonces decano de la Facultad de Letras, se ofreció a publicarlo. Emilio García Gómez se comprometió a hacer la preparación de la colección y el prólogo. El libro llegó a galeradas, pero nunca salió, posiblemente por la Guerra Civil. El manuscrito y las pruebas fueron rescatadas por Concha García Lorca y el libro fue publicado por primera vez en la neoyorquina Revista Hispánica Moderna (año VI, números 3 y 4, de julio-octubre de 1940), preparado por Francisco García Lorca y Ángel del Río.
Guillermo de Torre había hecho una edición parcial del libro con poemas procedentes de los publicados por el autor en revistas (Obras Completas, Losada, 1938). Después vendrían las ediciones de Arturo del Hoyo (en Aguilar, 1954), Mario Hernández (Alianza, 1981) o Andrew A. Anderson (Espasa-Calpe, 1988).
Algunos poemas permanecieron inéditos en vida del autor, pero bastantes fueron dados a conocer en revistas de la época: Quaderns de Poesía (Barcelona), Héroe (Madrid), Floresta de prosa y verso (Madrid), Almanaque literario (Madrid), etc. Incluso la Casida II. Del llanto se publicó en la Antología de Gerardo Diego, en 1934.
Son poemas escritos entre 1931 y 1934, la mayoría en la Huerta de San Vicente, residencia de verano de la familia García Lorca desde 1926. El título, Diván del Tamarit, es un homenaje a la Huerta vecina perteneciente al tío del poeta, Francisco García Rodríguez, padre de Clotilde García Picossi (una de las primas preferidas de Federico). De su tío decía Federico que tenía una de las señas más bonitas que había: “Huerta del Tamarit, Término de Fargüi, Granada”.
La primera redacción de la Casida V. Del sueño al aire libre está fechada en 1931. También de esta fecha parece ser la Gacela VI. De la raíz amarga y la Casida IX. De las palomas oscuras (sin esos títulos aún). El libro no se perfila hasta finales de 1933, pero será 1934 el año decisivo. Tras su viaje a Argentina escribe Gacela VIII. De la muerte oscura, Gacela X. De la huida y Casida VI. De la mano imposible. El resto de los poemas deben de ser de 1934.
El ofrecimiento de Antonio Gallego Burín de publicar la obra en la editorial de la Universidad de Granada surgió tras una lectura de Yerma que el poeta hizo en la Casa de los Tiros y que continuó en el restaurante Los Manueles. Al acto también asistió Emilio García Gómez. De este encuentro surgió la solicitud de Gallego Burín a Federico de que le diera el manuscrito para su publicación y el compromiso de García Gómez de preparar la colección y hacer el prólogo. Según García Gómez el libro no llegó a salir nunca por la Guerra Civil.
En el prólogo García Gómez (que había publicado Poemas arábigo-andaluces en 1930 y que Lorca seguramente leyó) señalaba las diferencias entre las estrofas árabes y las utilizadas por Federico. Lo que une la colección de poemas de Lorca con la tradición arábigo-andaluza es, según García Gómez, su “granadinismo delirante”, su amor a Granada, su percepción de la ciudad, su fascinación por el agua…
Son poemas que se nutren de los mismos elementos de la realidad que siempre ha utilizado el poeta para convertirlos en materia literaria, elementos de su infancia campesina, del folclore, de los recuerdos de niño que lo impresionaron o de su visión de Granada: “Solamente por oír / la campana de la Vela / te puse una corona de verbena” dice en la Gacela IV. Del amor que no se deja ver o “Todas las tardes en Granada, / todas las tardes se muere un niño”, de la Gacela V. Del niño muerto. Sin olvidar el verdadero homenaje que hay en el libro a esa Huerta del Tamarit, cercana a la de San Vicente donde escribe la mayor parte del libro: “Por las arboledas del Tamarit / han venido los perros de plomo / a esperar que se caigan los ramos, / a esperar que se quiebren ellos solos.”
El 19 de diciembre de 1935 repitió para la L’Associació de Música de Campra, durante el estreno de Doña Rosita en Barcelona, su conferencia Cómo canta una ciudad de noviembre a noviembre e hizo la primera lectura pública del Diván del Tamarit.
Artículo de Emilio García Gómez en ABC a propósito de la inclusión de su prólogo en la edición del Diván del Tamarit de Mario Hernández.