La obra empieza con un prólogo donde unas niñas cantan el romance sobre la heroína. Aparece un telón representando el arco de Las Cucharas y una perspectiva de la plaza Bibarrambla. Las ropas indican la moda de 1850. A partir de ahí comienza, dando un salto atrás en el tiempo, la historia de Mariana Pineda, divida en tres estampas.
La protagonista borda una bandera liberal en secreto para don Pedro de Sotomayor, un miembro de un movimiento revolucionario en la Granada de la primera mitad del siglo XIX. Mariana, viuda y con dos hijos, está enamorada de don Pedro y le ayuda a huir cuando este escapa de las autoridades.
Pedrosa, alcalde del crimen de la ciudad, que persigue a los conspiradores y que está en conocimiento de que la bandera bordada que se ha encontrado es de ella, intenta conseguir que Mariana acceda a sus requerimientos amorosos. Ella se niega y no cede a su chantaje, es apresada y recluida en un convento.
Don Pedro vuelve a intentar que ella denuncie a los conspiradores prometiéndole olvidarse de su delito, pero ella no lo denunciará. En todo momento espera que su amado venga a liberarla, pero no verá cumplido su sueño y morirá en el cadalso en nombre de la libertad.
La obra se estrenó en 1927 (el 24 de junio en el teatro Goya de Barcelona y el 12 de octubre en el teatro Fontalba de Madrid). La dictadura de Primo de Rivera impidió que Gregorio Martínez Sierra dirigiera la función, pero un año antes abandonó el proyecto. Finalmente, será la compañía de Margarita Xirgu la que estrene la obra. Intérpretes: Margarita Xirgu (Mariana Pineda), Carmen Carbonell (Amparo), Eugenia Illescas (Doña Angustia), Pascuala Mesa (Isabel la Clavela), Julia Pachelo (Sor Carmen), Luis Peña padre (Fernando), Alfonso Muñoz (Pedro de Sotomayor), Francisco López Silva (Pedrosa), Luis Peña Illescas (Niño).
El decorado y el diseño de los trajes fueron de Salvador Dalí. La obra se publicó en la colección llamada La Farsa con dibujos del propio autor en 1928. El 29 de abril de 1929 la estrena en Granada Margarita Xirgu, en el teatro Cervantes (en la plaza de Mariana Pineda presidida por su estatua), poco antes de que el poeta embarcara para Nueva York.
Federico García Lorca mezclará los datos históricos y los del romance y la leyenda popular. La Mariana Pineda real era más joven cuando murió (26 años) que el personaje del drama lorquiano (37 años). Fue una liberal española ejecutada durante la Restauración de Fernando VII.
Era viuda y tenía dos hijos. Fue en el Trienio Liberal cuando se adhirió a la causa liberal y tras la nueva restauración del absolutismo de Fernando VII acogió en su casa a liberales perseguidos. Estuvo fuera de Granada dos años y cuando volvió ayudó a escapar a un primo suyo llamado Fernando Álvarez Sotomayor (Lorca le cambia el nombre). El alcalde del crimen de Granada, Ramón Pedrosa sospechó de ella y estuvo en su casa en varias ocasiones. El 18 de marzo de 1831 la policía irrumpió en su casa (calle del Águila, en Granada). Encontraron allí la bandera y fue confinada en su casa. Tras su intento de fuga, fue recluida en el convento de las Arrecogidas de Santa María Egipciaca. Fue condenada a muerte y ejecutada el 26 de mayo de 1831.
Del amor por su primo o del acoso que sufrió por parte de Pedrosa no hay datos que los puedan demostrar.
El prólogo de la obra comienza con un telón representando el arco árabe de Las Cucharas y con una perspectiva de la plaza Bibarrambla. Unas niñas cantan un romance entonces conocido y cantado en Granada sobre Mariana Pineda: “¡Oh, qué día más triste en Granada, / que a las piedras hacía llorar / al ver que Marianita se muere / en cadalso por no declarar!”. La escena es posterior a la historia que se va a contar. La obra se sitúa en la Granada del XIX. Hay alusiones a muchos lugares de la ciudad: la plaza Bibarrambla, el Albaicín, la Alhambra, el río Darro, la Alpujarra, la Alameda del Salón, el Zacatín, la Iglesia de Santa Ana, el río Genil…
En Granada existe una plaza, la plaza de Mariana Pineda, con una estatua a la heroína, de 1873, que Federico veía constantemente desde su ventana. Está cercana a la que era su casa en la Acera del Casino (vivió en Acera del Casino 31, hoy número 15, desde 1917 a 1933), al lado de su tertulia de El Rinconcillo (en el café Alameda, hoy Restaurante Chikito, en Plaza del Campillo) y al lado del teatro Cervantes (también Plaza del Campillo y plaza Mariana Pineda), hoy desaparecido.
En Granada, en la Plaza de la Libertad (inaugurada en 1988), frente a los jardines del Triunfo, existe un recordatorio del lugar donde ejecutaron a la heroína. En los cuatro lados de la base de una cruz de hierro hay una inscripción del siglo XIX: “En 25 de mayo de 1831 fue sacrificada en este sitio destinado al suplicio de los crímenes la joven Dª. Mariana Pineda, porque anhelaba la libertad de la Patria. El Ayuntamiento Constitucional y Audiencia territorial dispusieron, en 1840, que en memoria de tan ilustre víctima se colocase en este lugar el sagrado signo de nuestra Santa Religión y que no se volvieran a hacer ejecuciones de justicia en él.”
El 5 de mayo de 1929, tuvo lugar en el Hotel Alhambra Palace un banquete de homenaje a Federico García Lorca y Margarita Xirgu a raíz de la representación de Mariana Pineda en Granada, en el teatro Cervantes. Ofreció el banquete el director de El Defensor de Granada, Constantino Ruiz Carnero. Acudieron Falla, Fernando de los Ríos, el padre del autor… y otras personalidades enviaron su adhesión por correo, como Dalí o Melchor Fernández Almagro.
En el pequeño teatro neoárabe del hotel hizo Lorca en varias ocasiones lecturas públicas de su obra, por ejemplo, en vísperas del Concurso de Cante Jondo, el 7 de junio de 1922, tuvo lugar allí una velada artística como parte de la propaganda que se le estaba dando al evento.
Abrió el acto Antonio Gallego Burín, vicepresidente en ese momento del Centro Artístico, le siguió el guitarrista Manuel Jofré e intervino a continuación Lorca. El poeta leyó varias composiciones de Poema del cante jondo. Poco después del banquete de homenaje del que hablábamos, el 18 de mayo de 1929, volvió al Palace para ofrecer un recital de poemas con una selección de Libro de Poemas, Canciones y Romancero gitano. Estas intervenciones públicas iban seguidas de la crónica elogiosa al día siguiente en El Defensor de Granada donde se explicaba que la lectura había sido un éxito.