Colección de seis poemas en gallego: Madrigal â cibdá de Santiago, Romanxe de Nosa Señora da Barca, Cantiga do neno da tenda, Noiturnio do adoescente morto, Canzón de cuna para Rosalía Castro, morta y Danza da lúa en Santiago.
En todos se nota la influencia de los cancioneros galaico-portugueses medievales que Lorca tan bien conocía, y todos tratan algún tema relacionado con Galicia: son estrofas situadas en la ciudad de Santiago o que cantan a los exiliados gallegos en Buenos Aires, a una de sus vírgenes o a su principal figura literaria, Rosalía de Castro.
Se termina de imprimir el 27 de diciembre de 1935 (según el colofón de la primera edición), en Santiago de Compostela, en la editorial Nós, al cuidado de Eduardo Blanco-Amor. Parece ser que la intervención de Blanco-Amor fue un poco excesiva y que no gustó al autor. Blanco-Amor no hizo mención a la ayuda de Guerra da Cal en su prólogo, suprimió la dedicatoria a este en Cantiga do nano da tenda e incluso suprimió un epílogo del autor.
Las ediciones más importantes modernas son las de Mario Hernández, en Alianza (junto a Primeras Canciones), de 1981, y la de Andrew A. Anderson, en Espasa-Calpe (con Diván del Tamarit y Llanto por Ignacio Sánchez Mejías), de 1988. La edición de Nós ha sido la base de las posteriores, pero ante la sospecha de la excesiva intervención de Blanco-Amor, también ha habido editores que han cotejado con los manuscritos.
La mayoría de los textos fueron compuestos entre 1934 y 1935, excepto Madrigal â cibdá de Santiago publicado en 1932 (Yunque, Lugo, número 6, otoño de 1932).
Entre marzo y mayo de 1932, Lorca de una serie de conferencias por todo el país, la mayoría bajo la organización de los Comités de Cooperación Intelectual de la República. Estuvo, entre otros lugares, en Vigo (Arquitectura del cante jondo, el 27 de marzo), en Santiago de Compostela (conferencia-recital sobre Nueva York, el 7 de mayo), y en La Coruña (Arquitectura…, el 8 de mayo)…
Fue para él una gran satisfacción visitar de nuevo Galicia (había estado en 1916 con su maestro Domínguez Berrueta), nunca había olvidado aquel paisaje y había incorporado a su repertorio muchas canciones gallegas de los Cancioneros galaico-portugueses de los siglos XII, XIII y XIV.
La amistad con Ernesto Guerra da Cal será fundamental. Cuando Federico hace este viaje a Galicia va imbuido de todo lo que le había contado Ernesto, que vivía en Madrid. En este viaje empieza a concebir sus poemas en gallego. De hecho, fascinado por la plaza de la catedral, y por el hecho de saber que antes fue un cementerio, escribe Danza da lúa en Santiago. Regaló el manuscrito a Carlos Martínez Barbeito (perdido).
A su regreso a Madrid, leyó el manuscrito a Guerra da Cal y surgió la idea de colaborar para hacer un libro de poemas en gallego. Así surgió en el verano de 1932 Madrigal â cibdá de Santiago. Al volver ese verano a Galicia con La Barraca lo recitó y dejó a todos sorprendidos. Lo entregó para su publicación a una revista y ahí empezó el mito sobre su capacidad de concebir poemas en gallego, aunque lo cierto es que contó con la ayuda de Guerra da Cal. En un par de años, tendrían otras cinco composiciones. Y el 27 de diciembre de 1935 se terminaría de imprimir en Santiago de Compostela.
En una charla que dio en Lugo en noviembre de 1932 sobre María Blanchard entregó el Madrigal… para que se publicara a la revista Yunque. A partir de aquí apareció en otras revistas gallegas e incluso de Madrid.
La Cantiga do nano da tenda, compuesta tras su regreso de Argentina, recoge el sentimiento de morriña de los exiliados gallegos en Argentina. Es muy bien recibido por estos. Lo publicarán allí rápidamente.
La pregunta es si fueron compuestos en gallego o no, si fueron traducidos después por Ernesto Guerra da Cal. Blanco-Amor sostiene que sí. Anderson (siguiendo el testimonio de Martínez Barbeito) destaca la ayuda como traductor y colaborador de Guerra da Cal, aunque tampoco niega que existiera una concepción gallega originaria de los poemas. Los manuscritos tienen letra de Guerra da Cal (menos Danza da lúa en Santiago que está escrito a medias).
Los Seis Poemas Gallegos con el prólogo de Blanco-Amor.
El gran viaje de estudios de García Lorca, narrado en 1916 por su compañero Luis Mariscal. Incluye cartas y escritos de Federico. Alvarellos Editora.