Escritor caudaloso, escenógrafo, guionista, director de cine y sobre todo empresario teatral nacido en Madrid el 6 de mayo de 1881 y fallecido en la misma ciudad el 1 de octubre de 1947. Promovió el Modernismo a través de las revistas Helios y Renacimiento. Autor de un extensísimo cuerpo literario que abarca casi todos los géneros: obras dramáticas como La sombra del padre (1909), Canción de cuna (pieza de 1911 que ha conocido dos versiones cinematográficas, una en Hollywood en 1933 y otra firmada por José Luis Garci en 1994); Sólo para las mujeres (1913), o El reino de Dios (1916); ensayos como La tristeza del Quijote; libros poéticos como el Poema del trabajo, Flores de escarcha, Hamlet y el cuerpo de Sarah Bernhardt o La casa de la primavera. Como novelista publicó, entre otras, Pascua florida, Sol de la tarde o La humilde verdad, además del libro de viajes Granada, guía emocional. Tampoco fue ajeno al género lírico (Las golondrinas y La llama) y firmó guiones musicales con música de Manuel de Falla (El amor brujo y El corregidor y la molinera).
Aunque Martínez Sierra se atribuyó toda la abundante producción literaria que firmó, buena parte de su obra, o casi toda, la escribió en realidad su mujer y colaboradora, la escritora y feminista María de la O Lejárraga (1871-1974), que también firmó con el seudónimo de María Martínez Sierra tras la muerte de Gregorio.
También puede ser atribuible a María Lejárraga gran parte del trabajo de producción dramática. Crearon diversas revistas y fundaron la Editorial Renacimiento que publicó, entre 1908 y 1918, obras de los principales escritores españoles de la Edad de Plata.
Lejárraga estuvo muy vinculada a Granada: en 1933 fue elegida diputada por el Partido Socialista al Congreso de la República por esta provincia. La publicación en 1953 en México de Gregorio y yo. Medio siglo de colaboración reveló no sólo que ambos eran en realidad los autores de las obras atribuida a Martínez Sierra, sino también la imposibilidad de delimitar el trabajo que aportó cada uno.
Martínez Sierra, de constitución débil y siempre perseguido, de adulto, por la tuberculosis y la fiebre tifoidea, se formó en colegios particulares propios de las familias burguesas y católicas, pero con solo 17 años su proyecto de vida cambió al conocer a María Lejárraja, una chica de La Rioja de 24 años, inteligente, atrevida y llena de ideas avanzadas. Dos años después, en 1919, se casaron y comenzó una de las tareas intelectuales colaborativas más sorprendentes y misteriosas de la historia del teatro y de la literatura española. Teóricamente, el marido optó por la producción mientras la mujer no paró de escribir obras para él. Los estudiosos, sin embargo, no han sabido delimitar la contribución de cada uno.
Aparte de la producción literaria, el proyecto más importante que emprendieron fue la creación del Taller de Teatro, en el Teatro Eslava de Madrid. Entre 1916 y 1926 montaron 125 obras y espectáculos gracias a los cuales se vieron en España por primera vez obras de Barnard Shaw, J. M. Barrié o Roberto Sabatino, más Goldoni, Molière o Dumas. Entre los nuevos autores figuraron García Lorca, Concha Espina, Jacinto Grau y Alberto Insúa. Hubo también teatro para niños. El Teatro del Arte renovó la escenografía (Barradas y Fontanals) y se rodeó de un conjunto de colaboradores y músicos como Manuel de Falla, Conrado del Campo o Pablo Luna.
Lejárraga estuvo muy vinculada a Granada: en 1933 fue elegida diputada por el Partido Socialista al Congreso de la República por esta provincia.
La relación entre la pareja no se rompió siquiera (ni literaria ni económicamente) cuando Martínez Sierra dejó a Lejárraga por la actriz cubana Catalina Bárcena, que se había incorporado al Teatro del Arte y que protagonizó el estreno de El maleficio de la mariposa de Lorca. Incluso, una vez fallecido Gregorio, María desveló la sociedad literaria que habían mantenido en secreto, se refiere a él como “mi compañero” o “mi marido” y adopta sus apellidos. Según Antonina Rodrigo, biógrafa de Lejárraga, “la verdadera motivación de su total entrega y renunciamiento a favor de Gregorio era el amor”.
Los Martínez Sierra también fueron tentados por la industria cinematográfica de Hollywood. Varias de sus comedias se transformaron en películas en los años treinta: Yo, tú y ella, dirigida por Max Reinhardt y basada en Mujer; la aludida Canción de cuna dirigida por Mitchell Leisen: Primavera en otoño del director Eugene Ford; Una viuda romántica, dirigida por Louis King, basada en Sueño de una noche de agosto; Julieta compra un hijo, escrita con Honorio Maura Gamazo, dirigida en 1935 de nuevo por Louis King.
La Guerra Civil dispersó a la pareja de escritores fuera de España. Martínez Sierra se refugió en Argentina con Catalina Bárcena y regresó a España poco antes de su muerte. Falleció rodeado de papeles de su próxima campaña teatral. María Lejárraga, que había asumido más compromiso político, ocupó durante el conflicto varios puestos diplomáticos en nombre de la República. Su largo exilio abarcó Francia, México y Argentina. Siguió escribiendo hasta su muerte, ya casi centenaria.
La controversia, sin embargo, no ha parado. Una carta de María escrita a su hermano Alejandro en 1948 contiene la siguiente declaración: “De que soy colaboradora de todas las obras no cabe la menor duda, primero porque es así y, después porque lo acredita el documento voluntariamente firmado por Gregorio en presencia de testigos que aún viven y que dice expresamente: `Declaro para todos los efectos legales que todas mis obras están escritas en colaboración con mi mujer, Doña María de la O Lejárraga y García. Y para que conste firmo ésta en Madrid a catorce de abril de mil novecientos treinta”.