Escritor y periodista nacido en Barcelona pero de nacionalidad norteamericana que residió en Costa Rica y Estados Unidos. Sus padres se exiliaron poco después de estallar la Guerra Civil en España y se instalaron en Costa Rica. Una sobrina suya se casaría años más tarde con el presidente del país y premio Nobel de la Paz Óscar Arias.
Desde muy joven se sintió cautivado por la literatura de Federico García Lorca. Un amigo suyo le regaló antes de partir a América un ejemplar del Romancero gitano, que se convirtió en un libro fundamental para él.
Aunque la indagación no fue fácil, Penón consiguió determinar el lugar donde, según los testimonios que recabó, había sido enterrado supuestamente Federico y sus compañeros de ejecución.
Pronto se trasladó a vivir a Nueva York donde conoció al dramaturgo William Layton (Kansas, 1912 – Madrid, 1994) con quien emprendió en los años cuarenta una gira por Sudamérica. Penón se propuso despertar en su amigo el interés por la cultura española y en particular por García Lorca. La escritura de un guion con su amigo Layton para un serial radiofónico les proporcionó a ambos el dinero necesario para financiar el ansiado viaje a Granada. El 17 de febrero de 1955 Penón llegó a Granada desde Nueva York, mientras que Layton fijó su residencia en Madrid.
Al llegar a Granada, Penón conoció a Josefina Garrido, actriz de una compañía formada mayoritariamente por estudiantes que en aquel momento ensayaba una versión de La Celestina. La mera noticia de los ensayos produjo tal escándalo en aquella Granada sombría y timorata de posguerra que la actriz, acuciada por elementos eclesiásticos que se oponían a la función, decidió trasladarse a Madrid donde se convirtió en autora de cuentos infantiles con el seudónimo con el que sería ya conocida, Marta Osorio.
Durante la estancia de Penón en Granada, de febrero de 1955 hasta septiembre de 1956, se entrevistó con todo aquel que hubiera tenido alguna relación con Lorca, desde los hermanos Rosales hasta José Jover Tripaldi, un joven vigilante del molino de Víznar donde estuvo confinado Lorca antes de ser ejecutado.
Emilia Llanos, amiga de Lorca desde los años veinte, fue otra de las personas que acudió al encuentro de Penón y facilitó sus investigaciones. Aunque la indagación no fue fácil en una ciudad que aún no se había recuperado de la guerra ni de la feroz represión, Penón consiguió determinar el lugar donde, según los testimonios que recabó, había sido enterrado supuestamente el poeta y sus compañeros de ejecución. Tanto se implicó que incluso planeó con Emilia Llanos adquirir el terreno. Penón fue el primero en sacar a la luz el certificado de defunción de Lorca que la familia había conseguido que se extendiese en 1940.
Tras año y medio de investigación, después de haber gastado todo su dinero en este proyecto y perseguido por la policía franquista, huyó de España en el otoño de 1956 camino de Nueva York. El resultado de sus pesquisas, el diario y los documentos recabados los transportó en una maleta que, a causa de todas las vicisitudes que vinieron a continuación, acabó adquiriendo nombre propio: La Maleta de Penón.
A la mitificación de la maleta contribuyó el hecho de que Penón no escribiera el libro proyectado, más allá de unos capítulos iniciales y la transcripción de las entrevistas.
Marta Osorio lo definió como un “hombre libre” pero con “muchas dudas a lo largo de toda la investigación sobre lo que estaba haciendo, por qué lo hacía y si debería publicarlo (…). En Granada conoció muy de cerca ese abismo de dolor, odios, venganza y resentimientos que la guerra había abierto entre los españoles y con seguridad temió que su libro causara aún más daño perjudicando a las personas que le habían ayudado”.
Penón murió en Costa Rica el 1 de febrero de 1976 en circunstancias inexplicadas, seguramente por suicidio. Unos días antes había tomado la precaución de enviar los documentos de su investigación a William Layton que estaba en España impartiendo cursos de teatro.
Layton, por su lado, entregó la maleta a Ian Gibson en 1980 para que escribiera el libro que proyectó Penón. Sin embargo, nueve años después, como el hispanista no escribía el libro que habían acordado mediante contrato le requirió los documentos. La exigencia dio sus frutos y en 1990 Gibson publicó Diario de una búsqueda lorquiana (1955-1956) que no satisfizo a Layton.
Entre medias, el hispanista publicó su biografía de Lorca que incluía datos y fotografías hasta entonces inéditos fruto de la investigación de Penón y que formaban parte de los documentos de la maleta. En 1995 Layton, una vez caducado el contrato con Gibson, entregó la maleta a Marta Osorio para que reescribiera el libro de las investigaciones de su amigo que aparecería por fin con el título de Miedo, olvido y fantasía en la editorial Comares en el año 2000.
