Los familiares de Gabriel Perea fueron los caseros de la Huerta de San Vicente desde que en 1925 la adquiriera Federico García Rodríguez, padre de Federico García Lorca. Tenían una vivienda anexa a la de los Lorca que hizo construir su dueño desde el principio.
En la vivienda de los caseros de la Huerta de San Vicente vivían Isabel Ruiz Ibáñez, una viuda de 73 años procedente de Íllora y tres de sus seis hijos: Gabriel Perea Ruiz, de 50 años, soltero y labrador de profesión, y sus hermanas Ana y Carmen, de 40 y 32 años, respectivamente.
Gabriel fue atado a un cerezo y maltratado para que confesara el paradero de sus hermanos, acusados falsamente de haber matado el 20 de julio en Asquerosa a Daniel y José Linares, familia del alcalde franquista. Perea fue detenido y puesto en libertad.
Gabriel y los suyos procedían de Íllora pero estaban vinculados a Asquerosa, el pueblo donde la familia García Lorca residió ininterrumpidamente entre 1906 y 1909 y, a partir de entonces, en los periodos vacacionales hasta 1925 en que adquirieron la Huerta de San Vicente. En agosto de 1936, tras la sublevación militar, la familia sufrió la violencia ciega que desataron los grupos incontrolados de falangistas armados que se lanzaron a castigar a los simpatizantes de la República o a vengar rencillas personales.
Tres asaltos se registraron en la casa de campo en el mes de agosto de 1936. El primero, el día 6, con el pretexto de buscar una emisora de radio clandestina. Tres días después, se presentó en la Huerta otro grupo formado por individuos que procedían en su mayor parte de Asquerosa y Pinos Puente al mando de un sargento retirado de la Guardia Civil: buscaban al casero Gabriel Perea para que confesara el paradero de sus hermanos. Entre los pistoleros estaban Enrique García Puertas, conocido como El Marranero; dos terratenientes y los hermanos Horacio y Miguel Roldán, cuya familia había perdido varios pleitos en los años veinte con don Federico por una propiedad.
La última visita violenta a la Huerta fue el 15 de agosto, un día antes de la detención de Federico y del fusilamiento del alcalde socialista de Granada Manuel Fernández-Montesinos, marido de Concha García Lorca.
Gabriel fue atado a un cerezo y maltratado para que confesara el paradero de sus hermanos, acusados falsamente de haber matado el 20 de julio en Asquerosa a Daniel y José Linares, familia del alcalde franquista. Perea fue detenido y puesto en libertad. La noticia de su detención apareció así un día después en el diario Ideal: “Detenido por supuesta ocultación. Por sospecharse pudiera ocultar el paradero de sus hermanos José, Andrés y Antonio, acusados de haber dado muerte a José y Daniel Linares, hecho ocurrido en un pueblo de la provincia el día 20 del pasado mes. Un sargento de la Benemérita retirado detuvo ayer a Gabriel Perea Ruiz, en su domicilio, Callejones de Gracia, huerta de don Federico García. Después de interrogado, fue puesto en libertad”.
Manuel Fernández-Montesinos, hijo de Concha y del alcalde de Granada, lo revive así en sus memorias: “La emprendieron a empujones con mi abuelo y otro hombre, al que incluso llegaron a derribar al suelo y que no podía ser otro que mi tío Federico. Después, cuando ya se iban, uno de los que había con uniforme le dijo a mi abuelo: ´¡Qué, don Federico!, ¿no echa usted un vaso de vino?´. Y mi abuelo le cerró la puerta en las narices”.
La última visita violenta a la Huerta fue el 15 de agosto, un día antes de la detención de Federico y del fusilamiento del alcalde socialista de Granada Manuel Fernández-Montesinos, marido de Concha García Lorca.