Poeta e impresor adscrito a la Generación del 27 nacido en Málaga el 4 de marzo de 1899 y fallecido en el exilio en Ciudad de México el 24 de abril de 1962. Desde los quince años estuvo ligado a la Residencia de Estudiantes, primero gracias a una beca infantil y luego, en 1918, como universitario. Allí conoció a Juan Ramón Jiménez y, a partir de 1920, a los más influyentes y activos creadores del arte más joven. Tras la sublevación militar del 18 de Julio se implicó en numerosas actividades divulgativas y propagandísticas en pro de la República, como la edición del Romancero general de la guerra de España en 1937.
Emilio Prados conoció a García Lorca en Málaga hacia 1912. Fue una amistad larga y en cierto modo intensa. Las visitas periódicas de los García Lorca a Málaga fraguaron también la amistad entre ambas familias.
Prados y Lorca porfiaron en su compromiso social con los más pobres (uno lo pagará con su vida y el otro con el extrañamiento) pero su poesía será bien distinta.
En 1920 se volvieron a reunir en la Residencia de Estudiantes de Madrid. De ese año es la entrada que escribe Prados en su Diario íntimo, un cuaderno de pocas páginas publicado en Litoral en 1966 en el que confiesa sus impresiones sobre el Lorca juvenil: “La única alegría que he tenido hoy ha sido el haber encontrado en Federico al amigo que tanto deseaba. A él le he abierto el corazón y él ha sabido comprenderlo […]. Su manera de ser y pensar es muy semejante a la mía, su misma niñez de hombre, su afán por subir a la cumbre de la gloria, su [palabra tachada] no comprendido, pero deseado por desear lo nuevo, lo revolucionario: todo es igual a lo mío”. Isabel García Lorca lo recuerda así: “Emilio era muy guapo y tenía una sonrisa con unos dientes preciosos. Cuando lo volví a ver en México en el año 1947 se le habían caído, estaba triste, mal vestido, pero seguía fiel a sí mismo en su bondad y en su firmeza moral”.
Prados y Lorca porfiaron en su compromiso social con los más pobres (uno lo pagará con su vida y el otro con el extrañamiento) pero su poesía será bien distinta. La primera etapa de Prados estará marcada por las vanguardias, la poesía pura y neopopular. Hasta la proclamación de la República y la publicación de La voz cautiva no comenzará el segundo estadio, el del compromiso político que mantendrá hasta la Guerra Civil.
La enfermedad respiratoria que arrastraba Prados se acentuó en la Residencia y lo obligó a ingresar en un hospital de Suiza. Tras recuperarse, continuó su formación en Friburgo y Berlín. De vuelta a Málaga, en 1926, comenzó con Altolaguirre su aventura como editor de la revista poética Litoral a la que en 1929 se unió José María Hinojosa.
La relación con García Lorca a la sombra de Litoral comenzó con un malentendido. El poeta granadino propuso a Prados la publicación simultánea de tres libros: Canciones, Poema del cante jondo y Suites. Prados, que estaba en Granada participando en el homenaje a Pedro Soto de Rojas, se llevó los manuscritos a Málaga, pero un incidente tipográfico se interpuso en el proyecto. Lorca exigió la devolución de los originales al comprobar que los poemas que había mandado para el número inaugural aparecieron con erratas. No está claro quién fue el responsable, si Federico por entregar unos manuscritos defectuosos y sin corregir o Prados por un descuido. Al final solo apareció Canciones en 1927.
Prados publicó el ‘Homenaje al poeta Federico García Lorca contra su muerte’, que incluye su poema ‘Llegada’:
“¿En dónde estás, Federico?
Yo este rumor no lo creo.
Yo este rumor no lo creo.
¡Cómo me duelen las balas
que hoy circundan tu recuerdo.
¡Cómo me duelen las balas
que hoy circundan tu recuerdo!”.
Al estallar la Guerra Civil, Prados, políticamente muy comprometido, viajó a Madrid y se integró en la Alianza de Intelectuales Antifascistas, participó en el Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura y preparó la edición del Romancero general de la Guerra Civil, una colección de 335 poemas que se utilizaban como propaganda y para mantener viva la moral de los combatientes. Del mismo año es el Romancero de la Guerra Civil de Altolaguirre (que incluía poemas aparecidos en El Mono azul), Poesía de guerra aparecido en las ediciones de 5º Regimiento y Romancero Popular de la Revolución del anarquista Juan Usón. Asimismo, Prados publicó el Homenaje al poeta Federico García Lorca contra su muerte, que incluye su poema Llegada: “¿En dónde estás, Federico? / Yo este rumor no lo creo. / Yo este rumor no lo creo. / ¡Cómo me duelen las balas / que hoy circundan tu recuerdo. /¡Cómo me duelen las balas / que hoy circundan tu recuerdo!”.
Los postreros años de Emilio Prados transcurrieron en México donde se exilió al fin de la guerra. Su última etapa poética consiste en una búsqueda de la canción popular de sus primeros poemas, pero con un lenguaje más maduro plagado de antítesis y paradojas.