Maestro de la escuela de Fuente Vaqueros. Coincidió apenas tres años con el niño Federico García Lorca (de 1898 a 1901), pero la amistad y la relación con él y la familia fueron muy duraderas. Fue preceptor suyo en Almería.
Don Antonio nace en Gabia la Grande (hoy Las Gabias) en la calle Real de Motril, número 49, en el seno de una familia humilde formada por Miguel Rodríguez López y Ana María Espinosa Ballesteros. Obtiene el título en la Escuela de Magisterio de Granada en abril de 1894 y a finales de ese año logra el puesto de maestro en la escuela de Fuente Vaqueros. Don Antonio pertenece a una nueva generación de maestro liberales que ensayaban métodos de enseñanza alternativos a los tradicionales. Allí conoció a Vicenta Lorca, una joven maestra encargada del parvulario femenino que fue su compañera de trabajo hasta su casamiento en 1897 con Federico García Rodríguez. La relación con la familia fue tan estrecha que don Antonio, como lo llamaban todos, aparece como testigo en el acta de bautismo de Lorca.
Don Antonio pertenece a una nueva generación de maestro liberales que ensayaban métodos de enseñanza alternativos a los tradicionales. Se convierte en el primer preceptor de Federico, en realidad en una especie de tutor, y en un leal amigo de la familia.
Rodríguez Espinosa se convierte así en el primer preceptor de Federico, en realidad en una especie de tutor, y en un leal amigo de la familia. Antonio es amigo del saber práctico y del avance científico que defienden los krausistas y acepta los métodos pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza. Quienes lo conocieron aseguran que tenía rasgos anticlericales. Lorca solo cuenta con tres años cuando don Antonio es trasladado a Jaén (1901), ciudad en la que permaneció hasta 1903, año en que pasó a la escuela elemental de niños del Hospicio de Almería. A esta ciudad, pero hacia 1906 o 1907, atrajo a Federico junto a un grupo de escolares de Fuente Vaqueros que aspiraban a aprobar el examen de ingreso en bachillerato.
Entre 1906 y 1907 la familia García Lorca se muda a Asquerosa. A los ocho o nueve años sus padres acuerdan enviarlo a Almería, la ciudad donde estaba don Antonio, para proseguir los estudios. Federico permanece en Almería hasta que superó el examen de ingreso. Los padres de Federico decidieron entonces que regresara debido a un flemón que le causó fiebres y malestar. En Almería, Federico acompaña a su maestro a diferentes excursiones. En 1909 Rodríguez Espinosa envía al Consejo de Instrucción Pública una memoria en la que defiende la utilidad de las excursiones escolares como sistemas de aprendizaje.
En una carta a ‘El Liberal’ titulada ‘Sobre el monstruoso asesinato de Federico García Lorca. ¡Qué infamia!’ escribió: “Granadinos, granadinos, ¿qué habéis hecho con Federico? Habéis arrojado sobre nuestra bella ciudad la mancha más infamante que registrará la historia del siglo XX. El mundo entero maldecirá vuestro nombre”.
En 1920 Rodríguez Espinosa es trasladado a Madrid como maestro de una escuela de niños situada en la calle Fortea número 6. En los años veinte, Rodríguez Espinosa forma parte de los invitados fijos en los estrenos de García Lorca, aunque, según confiesa, se sentía tan abrumado por su éxito que a veces era incapaz de entrar al teatro y permanecía en la calle hasta que acababa la función.
En julio de 1936, antes de partir de Granada, Federico fue a despedirse de él. Según Marie Laffranque el poeta le advirtió: “Va a haber tormenta y me voy a casa; allí estaré a cubierto del rayo”.
Tras el asesinato, don Antonio envió el 11 de septiembre de 1936 una carta a El Liberal titulada Sobre el monstruoso asesinato de Federico García Lorca. ¡Qué infamia!: “Granadinos, granadinos, ¿qué habéis hecho con Federico? Habéis arrojado sobre nuestra bella ciudad la mancha más infamante que registrará la historia del siglo XX. El mundo entero maldecirá vuestro nombre”, escribió.
Rodríguez Espinosa fue la persona elegida por Federico García Rodríguez para que pusiera a buen recaudo, en un banco, los objetos de valor que aún guardaban en la casa de Madrid, entre ellos algunos objetos de plata comprados por Lorca en sus viajes por América.