Periodista, escritor, político (alcalde interino de Granada en 1936 durante dos meses). Fue miembro de la tertulia El Rinconcillo y uno de los fundadores en febrero de 1926 del Ateneo de Granada. También forma parte del grupo impulsor de las revistas gallo y Pavo ideadas por su amigo García Lorca. En 1929 organiza el homenaje a Margarita Xirgu y García Lorca con motivo del estreno en Granada de Mariana Pineda. Sus artículos en El Defensor de Granada (del que fue director) y antes en El Porvenir, El Noticiario y El Heraldo, y su compromiso con los postulados de la izquierda durante la República concentran sobre él la animadversión de los conservadores, entre ellos la del diputado de la CEDA Ramón Ruiz Alonso, autor de la denuncia contra Lorca.
En 1931 publica la primera edición de sus Siluetas, una recopilación de los artículos satíricos en El Defensor firmados con el seudónimo de Constancio. Pasa su infancia en la provincia de Jaén, pero pronto se traslada a Granada donde desarrolla toda su actividad profesional y literaria. Ruiz Carnero se presenta ante la sociedad de Granada como dramaturgo. Su primer éxito teatral fue Esas mujeres, una obra estrenada en 1908 en el Teatro Cervantes; dos años más tarde monta una zarzuela: El País de Babia. Otras piezas dramáticas suyas fueron La hoguera y Una mujer en la sombra.
Ruiz Carnero, director de El Defensor de Granada, militante de Izquierda Republicana y concejal del Ayuntamiento de Granada tras la proclamación de la República, soporta el odio de las derechas a pesar de ser, según Agustín Penón, “un hombre de ideas liberales, pero muy moderado”. Fue asesinado el 6 de agosto de 1936.
Como periodista su primer artículo aparece en 1904. Pero fue en 1915 cuando se incorpora a la redacción de El Defensor de Granada, la publicación de la que fue nombrado director en 1924, cuando empieza una carrera profesional centrada en el compromiso con los valores progresistas.
Ruiz Carnero, militante de Izquierda Republicana y concejal del Ayuntamiento de Granada tras la proclamación de la República, soporta el odio de las derechas a pesar de ser, según Agustín Penón, “un hombre de ideas liberales, pero muy moderado”. El 8 de octubre 1934 es detenido por la policía con motivo de una huelga. En julio de 1935 el presidente de Acción Popular, Francisco Rodríguez, acompañado de un matón, se presenta en su domicilio y, tras aludir a un artículo con el que estaba en desacuerdo, le agredió. El Defensor tituló en portada al día siguiente: “Política, matonismo y barbarie. El presidente de Acción Popular de Granada allana el domicilio de nuestro Director para injuriarle y agredirle cobardemente”. El poeta gallego Eduardo Blanco-Amor, que visitaba a Lorca esos días, fue testigo del incidente: “No es cosa de todos los días el encontrarme, al ir a visitar a un amigo y colega, con unos sujetos que salen en aquel preciso momento de agredirle en su propia casa e insultar a la dignísima hermana de este compañero con palabras de la más dura bellaquería”.
Ruiz Carnero, lejos de amilanarse, se muestra desde el periódico muy crítico con la CEDA. El Defensor fue uno de los objetivos políticos de los grupos conservadores más violentos. La sublevación militar supone el cierre inmediato de la cabecera -el 20 de julio- y la detención, el 26 de julio, de su director. El 6 de agosto, unas horas antes de su fusilamiento, el Gobierno Civil emitió un volante autorizando la visita de su familia. Unas horas después es golpeado y torturado. Un culatazo le incrusta las lentes de las gafas en los ojos. Así, herido y desangrándose, es conducido para ser pasado por las armas en las tapias del cementerio. El periodista murió en el trayecto.