Ingeniero, político y escritor, miembro de una familia de aristócratas: su padre fue Barón de Andilla y su madre descendiente de Diego de Marcilla, uno de los Amantes de Teruel. Fue fusilado en los comienzos de la Guerra Civil en Granada.
Desarrolla los principales proyectos que elevaron la provincia a categoría de destino turístico: diseña y construye la carretera a Sierra Nevada, entonces la más alta de Europa; edifica el Hotel Alhambra Palace en la colina de la Alhambra; pone en marcha el Tranvía de Sierra Nevada y diseña el puerto de Motril.
Tras cursar bachillerato en Madrid y proseguir estudios en la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos, se instala en Granada donde desarrolla los principales proyectos que elevaron la provincia a categoría de destino turístico: diseña y construye la carretera a Sierra Nevada, entonces la más alta de Europa; edifica el Hotel Alhambra Palace en la colina de la Alhambra; diseña el puerto de Motril, e interviene en la construcción del pantano de Cubillas y en el trazado del Camino de Ronda. Pocos técnicos han tenido como él una participación tan activa en obras claves que han definido el carácter visual de la provincia.
Además, fue un miembro activo de la Granada de la Edad de Plata: fue presidente del Centro Artístico (1928-1930) y asistente habitual de la tertulia de El Rinconcillo, junto a Lorca, Manuel Ángeles Ortiz, Francisco Soriano Lapresa, Ismael de la Serna, Constantino Ruiz Carnero, Hermenegildo Lanz y Ángel Barrios, entre otros. Fue diputado de las Cortes Constituyentes de la Segunda República y miembro de la agrupación de Intelectuales al Servicio de la República que impulsó Ortega y Gasset. Tras rechazar la invitación de Manuel Azaña para ocupar la cartera de Fomento se centró en su actividad profesional.
Junto a José Quesada Cañaveral y Piédrola, duque de san Pedro de Galatino, acometió uno de los proyectos de ingeniería más ambiciosos de su época: la construcción de la carretera entre Granada y el pico del Veleta, la segunda cima de Sierra Nevada. La vía, aún a falta de algunas conexiones, es inaugurada el 15 de septiembre de 1935, apenas once meses antes de su fusilamiento. Asimismo, pone en marcha el tranvía entre Granada y Maitena, en las estribaciones de la sierra.
Su detención y asesinato es uno de los capítulos más negros de la represión que siguió al golpe contra la República. Los militares lo detuvieron con la fantástica acusación de que preparaba la voladura con explosivos del embovedado de Granada sobre el río Darro que vertebra la ciudad. El 1 de agosto es sometido a un truculento juicio sumarísimo y condenado a muerte junto al presidente de la Diputación, el socialista Virgilio Castilla; el gobernador civil César Torres Martínez (el único que escapó del fusilamiento); el sindicalista de CNT José Alcántara y el dirigente de UGT Antonio Rus Romero.
Antes de caer abatido a tiros en las tapias del cementerio pide casarse con su pareja sentimental, la bailaora Antonia Heredia, con la que tenía una hija, a la que dirigió una carta inolvidable: “Querida hija, me voy sin verte. Necesito de todo mi valor y al ver que te perdía no podría tenerlo. Sé buena, no hagas daño; ten paciencia con tu madre y respétala. Trabaja en algo, pinta y canta en recuerdo mío. Odia todo lo que represente daño y sangre y acuérdate de quienes te dejan sin padre; no los odies, pero evítalos. Al entrar en la eternidad te besa con todo el cariño que te tuvo tu padre, para quien fuiste todo y que en su último momento se acordará de ti. (2 de agosto de 1936)”.
Juan José Santa Cruz, una vez ante el pelotón de fusilamiento, rechazó el pañuelo del verdugo: murió con los ojos abiertos.