El ofrecimiento de Antonio Gallego Burín de publicar la obra en la editorial de la Universidad de Granada surgió tras una lectura de Yerma que el poeta hizo en la Casa de los Tiros y que continuó en el restaurante Los Manueles. Al acto también asistió Emilio García Gómez. De este encuentro surgió la solicitud de Gallego Burín a Federico de que le diera el manuscrito para su publicación y el compromiso de García Gómez de preparar la colección y hacer el prólogo. Según García Gómez el libro no llegó a salir nunca por la Guerra Civil.
En el prólogo García Gómez (que había publicado Poemas arábigo-andaluces en 1930 y que Lorca seguramente leyó) señalaba las diferencias entre las estrofas árabes y las utilizadas por Federico. Lo que une la colección de poemas de Lorca con la tradición arábigo-andaluza es, según García Gómez, su “granadinismo delirante”, su amor a Granada, su percepción de la ciudad, su fascinación por el agua…