El libro es dedicado a su antiguo profesor de música, don Antonio Segura Mesa. Esto provocó el enfado para siempre de don Martín Domínguez Berrueta. Algunos miembros de El Rinconcillo no veían con muy buenos ojos a Domínguez Berrueta. El más crítico con él era Mora Guarnido.
Federico no le dedicó el libro a don Martín, incluso cambió el pasaje sobre San Bruno de Pereira que mantenía una estrecha deuda con el profesor. Domínguez Berrueta se sintió traicionado. Solo los nombraba al final del libro, en un envío, a él y a sus compañeros. Pero don Martín le devolvió el libro enviado y no volvió a hablarle nunca más. Incluso las familias de ambos, antes amigas, se distanciaron. El maestro murió dos años después y Lorca reconocería más adelante su deuda con él.