La entrega del manuscrito de El público a Martínez Nadal se produjo a bordo del tren de Madrid que llevaría por última vez a Federico Granada. Y está misteriosamente relacionada con la aparición en uno de los vagones de un personaje (“un diputado por Granada”) que Lorca rehuyó con vehemencia y que durante años fue identificado como Ramón Ruiz Alonso, el militante de la CEDA que organizó su detención un mes después en la casa de los Rosales.
A primeros de julio de 1936 Federico García Lorca se encuentra en Madrid. A pesar de los consejos de sus amigos ante la difícil situación política que se está viviendo en España, Lorca decide volver a Granada. Como todos los 18 de julio, la familia García Lorca celebra en la Huerta de San Vicente la festividad de san Federico. Y Lorca duda, pero decide volver a la casa familiar.
El 16 de julio, acompañado por Martínez Nadal, llegan a la estación de tren: “Instalado en el coche cama, Federico desempaquetó los libros que había comprado y allí mismo los dedicó; los últimos que iba a firmar en Madrid y, posiblemente, los últimos que firmó en su vida. Iban destinados al hispanista noruego Magnus Grönwold, al director de escena Jacob Nielsen y a Alfonso Fiscowich. Cumplí el encargo que me dio de echarlos al correo, pero el de Fiscowich me lo devolvían unos días más tarde (…) Alguien se deslizó por el pasillo del coche cama. Federico, volviéndose rápidamente de espaldas, agitaba en el aire sus dos puños con los índices y meñiques extendidos: “¡Lagarto, lagarto, lagarto!”. Le pregunté quién era: “Un diputado por Granada. Un ´gafe` y una mala persona”. Claramente nervioso y disgustado, Federico se puso en pie. Mira, Rafael, vete y no te quedes en el andén. Voy a echar las cortinillas y me voy a meter en cama para que no me vea ni me hable ese bicho”. Nos dimos un rápido abrazo y por primera vez dejaba yo a Federico en un tren sin esperar la partida, sin reír ni bromear hasta el último instante. Al llegar a mi casa abrí el paquete que Federico me había entregado. Entre papeles personales, estaba lo que parece el primer borrador de cinco cuadros del drama, inédito hasta 1976, El público. El encargo de destruirlo todo no podía aplicarse a este manuscrito”.(R. Martínez Nadal y M. Laffranque, Federico García Lorca. El público y Comedia sin título. Dos obras póstumas, Biblioteca Breve, Editorial Seix Barral, 1978).