En 1924 José Moreno Villa le descubrió al poeta un libro de botánica del siglo XIX (aunque Lorca diría en algún sitio del XVIII) en el que se describía la rosa mutabile. Una rosa singular que al abrirse es roja, intensifica su color en plena eclosión y va empalideciendo cuando empieza a marchitarse, hasta volverse blanca.
Por Lorca sabemos que, cuando Moreno Villa le acabó de contar «…el cuento maravilloso de la rosa», ya tenía hecha su comedia. «Se me apareció», dice, «terminada, única, imposible de reformar”. Sin embargo, no la escribiría hasta diez años después, aunque hay bastantes textos que la anticipan a lo largo de estos años.
El argumento lorquiano surgió de la imagen de los tres tiempos de la vida efímera de la rosa. El poeta vio en la historia de la rosa mutabile, como él la llamó, el oscuro drama de la soltería de las muchachas españolas sacrificadas por el medio social y condenadas a una virginidad estúpida.