Las monjas Tomasas, nombradas en la conferencia, son las monjas del Convento de Santo Tomás de Villanueva, convento de las Tomasas (elaboraban una torta llamada torta real de las Tomasas).
Es un convento de agustinas recoletas erigido en 1636. Está en el Albaicín y es uno más de los muchos conventos con su iglesia que están esparcidos por la ciudad. Granada tiene ochenta campanarios, dice Federico al comienzo de su conferencia. Uno de los sonidos de esta ciudad serían efectivamente las campanas, precisamente por la cantidad de conventos e iglesias que hay, fruto y símbolo de la repoblación cristiana tras la toma de la ciudad en 1492.
El autor nombra, por ejemplo, las campanas de San Juan de Dios, iglesia ubicada en la calle del mismo nombre y del también homónimo hospital, dedicada a uno de los santos (que vivió de 1495 a 1550) que más huella han dejado en la Granada, fundador de la orden de los Hermanos Hospitalarios de Juan de Dios. La iglesia tiene dos torres muy bonitas con tejas verdes y blancas y es una joya barroca. “De mayo a junio, Granada es un campanario incesante. Los estudiantes no pueden estudiar. En la plaza de Bibarambla las campanas de la catedral, campanas submarinas con algas y nubes, no dejan hablar a los campesinos. Las campanas de San Juan de Dios lanzan por el aire un retablo barroco de lamentos y golpetazos de bronce […]”.