En la conferencia se nombra la Plaza Larga del Albaicín. Es en este barrio donde Lorca sitúa su obra de teatro más granadina, Doña Rosita la soltera, en un carmen, la vivienda que él consideraba ideal en esta ciudad. Los cármenes tienen un jardín interior protegido por tapias del exterior. Son paraísos interiores ocultos a la mirada de la gente, aunque suelen tener un mirador que permite asomarse al exterior y, en muchas ocasiones, cuenta con una hermosa vista a la Alhambra.
Desde la Alhambra se puede disfrutar también de una bellísima panorámica del Albaicín que, «visto de noche, da la impresión de ser un cielo bajo”. Así pensó Lorca en un principio titular su libro Suites. En el Albaicín se encuentra la casa de Soto de Rojas, el Carmen de los Mascarones, donde inauguraron algunos socios del Ateneo un azulejo conmemorativo dibujado por Hermenegildo Lanz poco después de que leyera su conferencia sobre el autor, en el otoño de 1926.